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(1)

ASO II. SABADO 1.'' DÉ ABRIL DE 1854. NÚM. 50.

DE Ll

PERIODinO DE INTERESES MORALES Y MATERIALES.

REDACTADO POR

O. y. TTLx-tbt, CD. '^ucL·U' Sciiez X^vaeu (D. Síeonou) 5. í^aiï-e^o.

SE'PUBLICA bos VECES AL MES, Y A CADA NUMERO ACOMPAÑAN IB PAGINAS EN 4."

DE OBRAS DE LA CIENCIA.

PRECIOS DESUSCRICION.

ALPEniÓDico CONLASOBRAS. En Madrid, por un mes, 3 rs.,por 1res id. 8. En provincias,por tresid. 10. Ul¬

tramarASOLOy

estranyem, Jidr

un año, 50.

EL PERIODICO. En Madrid,por on mes, 2reales, portresid. 5. En provinciaspor tres id., 7. Ultramar y estrangero, por un año, 36.

Cada 8 páginas dé las éliras publicadas cuestan á los

nuevos suscritores medio real.

PUNTOS DE SUSCRICION.

En Madrid: Ed la Redacción, calledelDesengaño, iui-

mero 18, cuartotercero; enla librería de Cuestaó%n la de Bailly-Bailliere, yen la litografia de Mejía, calle de Atocha, num. 62.=En provinciasen casa de loscorres¬

ponsalesen lospuntosenque los hay, ó girando letra sobre correos áfavor del Administrador,encarta franca.

ACTOS OFICIALES.

El

digno

profesor

í).

José Ruanode Reinoso nos

remite para suiüsercionlos siguientes documentos:

1.® Sr. Gobernador civil de la provincia de Leon:

D. José Ruano, veterinario de primera clasey vecinode

estavilla deSahagún, á V. S., con la debida atención espone: Que celoso de las atribuciones y prerogativas quele confiereel título de su profesión,no puede llevar

conpaciencia que los albéitares. herradores establecidos

enestavilla ejerzan, comolo están haciendo, la ciencia Yetéririaria en toda su cstension y queno selimiten,al

menos enlos puntos donde resida un veterinario , á la curaciónde las enfermedadesno centagiosas de los solí-

^pedos, asi como que tampoco se abstengan de hacerre¬

conocimientos facultativosy espedir

certificaciones,

se¬

gúnse le.sprohibe, lo primero en el real decreto de 19 de agosto de 1847, y lo sègundo en las reales órdenes28 desetiembre de 181)0 y 4 de mayo de 1802, inser¬

tasenla ley 5.°,

tlt. l4, iib.

8.°de laNovísimaRecopila¬

ción. No porel interés que pueda resultarle, sinópor el honor déla'ciencia queprofesay ejerce, el recurrente miraCon repugnancia estas intrusiones; y con el ñude reprimirlas, acudió demandandojusticiaal Sr. Alcalde de estavilla; masestaautoridad, apesarde haberlepuestode manifiesto los decretos dictadosporlos Sres. Gobernado¬

res'deSalamanca y Soria, insertosen los Boletines

o/ícia-

íes, résqlviéhdoén el sentido de mipeiícioucasos idénti¬

cos, ha antepuestolas consideracionesque juzga debe á

losalbéitares,A las imprescindibles dela Ley, viéndose por lotanto el espolíente en la prei ion de molestarla átenciotf do V.S., áquien suplicaseArva darsusórdenes para quedos albéitaresherradores seabstengan, en los puntosdonderesidaveterinario, decurar otras enferme¬

dades quelas no contagiosas delos solípedos y nopracti¬

carreconocimientos desanidad; y, siáV.S. le pareciere conveniente imitarla conducta dedos Sres. Gobernadores de Salamanca ySoria, qué se digne decretarlo porórden generalinsertándolaen el Boletín oficial de la provincia.

Es favor que espera deV. S., cuya vida etc.—Léon y tnarzo2 de 1884.=Jo3é Ruano.

1." Gobiernocivil de laprovinciadeLeon.—Con esta fecha digo al Alcalde constitucionalde Sahagún lo que copio,==D. José Ruano, veterinariode 1.' clase, ha acu¬

dido á§steGobierno de provincia quejándose do intru-.

siones cometidasporlos albéitares herradores estableci¬

dos enesepunto; y ensuconsecuencia prevengo á V.

baga entenderá losdenunciados abstengan de propa¬

sarse áhacer curasy otrasoperacionesparalas qüe no estén competentemente autorizados por sutítulo enla inteligencia dé que, si alguno dé ellosvolviere á dárlu¬

gará quejas fundadas como laquemotivaesta órderi, se¬

castigadocontodo elrigorquela Ley señala, quedan¬

do V. muy especialmente encargado de impedir que se

reproduzcan dichas intrusiones.—Lo que traslado á V.

parasuconocimiento y finesoportunos.Dios guardé á V.

oto.—Leon lo demarzo de 1854.=L. A. Meoro.

SURDELEGAGIONES DEVETERINARIA.

Hace muchotiempo que congrande

sentimiento

advertimos queel mayor

número

de las

subdeicga-

cionesáe véterinaria se encuentran

desempeñadas

por personas

â quienes

de

ninguna

manera compe¬

ten tales cargos; y no sabemos

ciertamente

á que atribuir la falta que en este punto se comete en la observanciadela

ley. Ningún aibèitar,

siendo

slm-

p/emenfealbéitar

6 albéitar

hevraiior,

puedesei* sub-

(2)

ECp

delegado

, y

sin embargo, podemos desde luego

asegurar, que,

las dos terceras partes de las sub-

deíegaciones de partido, están á cargo de personas

quenoson

ni tienen otro título que el de albéi-

tares.

Respetamos

ahora

y

siempre, cuanto jse merece aquella frase favorita por lo general de los que mas

abusande la

justicia;

respetamos

los derechoSi ie^fi-

timamente

adquiridos;

pero

nó podemos dé nin'guna

maneraconsentir

impasibles

que, por

se veanobjigados

infinidad de veterinarios á ^pre¬

sentarsus títulosante, un

,albéitar subdelegado, á

iBfoimajrle

encaso

demecesidat} de cuanfò' püeda-

tener relaciónconla,

ciencia, á considcjarie coinn-

autoridad superior

inmediata,

y

á otras muchas co¬

sasque

prdena el Reglamento, de 24 dejuliodeilSbS.

Este mismo Reglamento,

ocupándose do ia,,espíjla

,

que

debe guardarse

en

el nombramiento de los sub¬

delegados de veterinaria dice asi:

01.® Los.qiie

hubieren servido con celo é inte»'

,,ligencia elçacgü de subdelegados.

2,® hqs

v.etepiparios de primera clase.

3j.® Lqs

de segunda, si fuesen. idóneos para el

. cargo,

á juicio de los Jefes políticos, previo el dic-

lámende lasjuntas

provinciales de Sanidad.

Art. 5.® Cuando enun

partido

no

hubiera pro¬

fesor de las clases

comprendidas

en

el articulo an¬

terior, que

'pueda desempeñar el cargo en alguna ó

énlódas1?(S

fácnltadés, dispondrá el Jefe político

ique lo verifique eí del partido nías inmediato perte¬

necienteá

la provincia, formando en tal caso, un

distrito

de dos ó

mas

partidos,»

Ahora bien ¿se

hace aqui mención alguna dfi Jos

albéitares? Pueden ser

nombrados, subdelegados,

^em[)re que no reúnan

la circunstancia de haberlo

«idoanteriormente?—De

ninguna

manera.

jNo obs¬

tanteexistenuna

infinidad

en

las cabezas de partido

que

á

pesar

de

no

haber desempefiado nunca aque¬

llos cargos,

llevan hoy

con

la frente erguida el nom¬

bre de

suhdele^àdos!!

Pero aunhaymas.

Los albéMares.que jno hayan

sidosubdelegados

provinciales,

no,

pueden tatqpoco

serloni aun

interinamente,

aunque^

no exista, en él

ningún

veterinario establecido, sea este de primera

6-de

segunda clase:

en

tales casos, deben estar des¬

empeñadas las subdelegaciones de veterinaria, por

un

profesor de otra ciencia, por un profesor de me¬

dicina, ¡Tanta es

la confianza'qüé sin duda Hispirán

alGobierno!

aquí la.

real órden

que

lo determina, inserta

enel

Bolelin Oficial de esta provincia el dia Í2 de

marzode1850.

«E/Exorno. Sr. ministro de

la Gobermcion del

Jteino, en24de febrero

ultimo,

me

comimica la real

órden

siguiente'.

Vista la.consultaelevada á este

niinisterio

por elJefe

político

de

Murcia én 19 de diciembre últi¬

mo,paraque se

le autorice á nombrar á los albéi-

tares herradores subdelegados

de la facultad de Ve¬

terinaria en sus respectivos

partidos

,

cuando

no

hayaen

la provincia profesores de dicha facultad, y

teniendoen cuenta las razones

de conveniencia

y

utilidad

pública

que

ha espuesto el Consejo de Sani¬

dad en suinformede 30 deenero

próximo pasado,

laReina

(q. D. g.j

se

ha servido resolver, que en

los casosde esfanaturaleza, se

nombre

un

profesor

medicina, para que

desempeñe interinamente

^ipbPíí^rgo. De real órden lo comunico á V. E. para

los efectosconsiguientes.

Lo

que se

inserta

para

co-

nacimieptodel

pM&/ípp.=Bartolom,é Hermijdá-»

Conlodicho hasta

íqui/ queda suficientemente

.

probado,

que

la

mayor

parte de los albéitares nom¬

bradossubdelegados

de partido,

poseenun

nombra-

/miQutoqueqo

les pertenece. ¿Intentarán tqdavia opo¬

nerse,áquese

les destituya de este cargo, alegando

quesus

derechos sobre este puuto, son legitima-

mente

adqiiiridos?_Todo puede suceder; pero en

este caso, ciertamente que son

de ningún valor, co¬

molessucede conotrostantosque

tambien precu-

'

ramos aclarar en.otro

articulo.

A los veterinarios es, pues,

á quien compete

acu¬

dir á los

gobernadores de

sus

respectivas provin¬

cias,.para

qu^epviata de la preinserta real orden,

sedestituya

á ciertos albéitares del cargo, de subde¬

legados,

poniendo despues en su lugar á los veteri¬

narios, queson

los

que se

encuentran para ello au¬

torizados por

la ley.

Oviedo y enero

de 185^'•

SatürioL. Alvarez.

lA.¡continuación

darnos cabida á

una

raerooria

fque,

ïelativa al primer, tema del coucurso abierto por

la redacción de El Eco, hemos

recibido

en

union

conla cartaque

la precede. Reservamos los lemas

para

la época señalada.

Srcs.redactores: decidido á escribir sobré

el priñfer

temadelconcurso qnc Vds.

han tenido la generosidad de

abrir en interés de ios progresos

científicos

y

mejoras profesionalés de la Veterinaria, tenia Unicamente formada

micomposición

de lugar, aplazando la redacción de la

.memoriapaya

cuando mis ocupaciones

me

lo permitieran,

todavezqueel plazo

seaalado

me

dejabii tiempo suficien¬

te. Pero lapüblicacion

de los artícülòs dé mi apreciable

comprofesor.Sr.

Revascall

en

los numéros 27 y 28 ñé Él

Eco, yla

circunstancia de

estar

organizándose una socie¬

dadveterinariamehan obligado á

precipitar mi trabajo,

reduciéndole ámeras consideraciones

generales

quecreo debe.n tenerse muypresentes antes

de adoptar un párfído

decisivo páralopresénte y

porvenir.

Deseo quecuanto antes

publiquen Vds. esta .especie

debosquejo: ysi

los veterinarios encuenlrán mis, idéias

dignasdesu

adhesion ó de ocuparles

en

fijanca polémica,

desde ahora me comprometo á

da ricé el desarrollo ne¬

cesario.

Creoquela

anticipación de mi corta memoria no phste

para queyotenga

ppcion árconcurso, toda vez que güar-

dó el anónimo,

yjfcomo llevo dicho,,

me

propongo am¬

pliar el

mismo punto.

(3)

DB LA VETERÍNARIA. 43

Pôr ultimo Sres.redacloics, no concluiréestasbreves líneassin espresprlescon toda efusión la

gratitud

que me inspiransus nobles esfuerzosenfavor de

la Veterinaria

española, esfuerzos de que no hayejemplo en

ciencia

al- guAapor

paíte^ffe

una

eiti'préáa periodística,

y

Sin invitar

áníiscomprofesoresparaque

Üo pierdan tiempo

en

mani¬

festar

sú'òpihion

acercade lós puntosque toco.

¿Puedan los vetëHmrios pof si mismos mejorar

su situación y

atender al engrandecmiénto de

suciencial

¿Qué medidas serán

mas

conducen¬

tes al

efecto^

En el vastocampo

de la facnltad

que

ejercemos

donde tantossinsabores y

desengaños

se recogen, dondeunlauroefímero cuesta unsinfinde sacrifi¬

cios y

desvelos, doiide la

recompensa

al mérito

es tardia y á veces

nula; existen á

no

dudarlo los ele¬

mentosdesalvación, los verdaderos mediosde me¬

jorarnuestra

situación triste, precaria

,y

desgracia¬

da;. Cuando en vezde unionsehapredicado laanar¬

quia;

cuando

en vez

de órden

se

ha tendido al des¬

concierto; cuandoen vezde alentar las

aspiraciones

descorazones

nobles

se

háii deprimido

y

escarheci-

do, no

es.éstráño

que

Veámos á los profesores de

Veterinaria

sólps,.

aislados, sin relaciones, sin

aspira, ciópes

de ningún génér'o, sin

yalor

para

lanzarse à

la.arfena

periodística formulando

un

proyecto de

mejora y

engrándeciiñiento de

nuestra

facultad;

pero

no,hp será

así j.Eí Eco de la Veterinaria mc'iAo

en

medio del entusiasmo escolar, alimentadopprlapa¬

sión, al

estudio,

llevado del deseó de

gloria, ha des¬

pertado

con

sil robusta

voz

á

todos

los

que,

narcoti- za,dós

cóiiel

hálito íiel désengaño,

solo

cr'eiah

en

mjsmos y

de si mismps lo esperaban todo. Ya lo he¬

mosdicho; laVeterinaria se rebulle, tiene aun al¬

gun

destello

de

vida^y

lesa

ráfaga, corriendo de

uuo- bióen

pueblo

y

dé provincia

en

provincia, acabará

por

ánimár

y

decidir la facultad toda á, |a coóperá-

cioji

de fin

tan

alto. Si contemplamos la infinidad de

objetos

qiiè á nuestros pies tenemos, los innumera¬

blesseres que nos

rodean

y

los inmensos

cuerpo,Sj

que

giraii sobre nuestras cabezas; si consideramos qué todos juntos, conspirándó á

un

mismo fin, ps-

tablebenelconcierto

universal,

el

móvimientp uni-

foirméyla

admirable armonía

nunca

intérriímpida

dé là gran

Hiáquiña del nihndò, necèsariamente he-

mofe tieconsiderar

qué' tddoá los profesorés, cada

uñió éh áu ésferá dé acción en relaciónconunfocó

cótiftin,

éstableceríánios y

fijáríámos de

Un

modo

sólidfó'y estable las báses donde déscainsar debe el

lustrey

esplendor de la'dencia qué ¡d-ofesamos, la

cónsilieracion sócialque

nierecemos

y

el biènestà'r

á

qué

somos

acreédotes.

Cesedesdé

hoy

ese

aislamiento

enque

vivimos;

mueran para

sjempre los encarnizados odiós

què

néá'sépárah dé'

nuestros

cómprofespres;

y nazca désdé'este níorflento la venturosa era enque todos

vMndóá''bara uhd

y

cáda

uñó paralós deniás. De estó'ínòllo tendiéndotnan'cóihúnaáámehm

aiengran-

décitniénto déla cienciay al

bienestar

de la clase, estáy

aquella

nos

recómj^éñsarán debidamente.

Hàài ahoratodose habíaesperado del Gobierno dé'S. M.:

hoy Cli

que

este tiene

ya

dádq lo'

mas,

ha-

g^ò^'nòsótrós íó qu'é resta

y

coronarémdk

con

glò¬

ria'eredificip. Sí; éáfeéselihome'ntó, lá hórá señala-

j^árá'mósthár áia faz mundo

entero que

la

cifencjá ^né profésámos tiene su

cuna

én

una

brillan'*

teesreia',

f n'o' eci

el lodazal

inthundo

áque

la

com-

dtrjér'ón

la

Igiátiraticfa, la^inmdratidad

y la

falta de

educación dealgunos, quesus aras prestaron el juramento sagrado de venerarla yengrandecerla.

De^unióhemana la fuerza; yeste axioma, asi

enlofísicocomo enlo moral, tiene una

importan¬

cia que nadie puede desconocer La Veterinaria

española

se presenta actualmente á nuestros ojos

como un serenteramentemutilado, sin una cabeza queia dirija, sin miembrosque la apoyen, sin un cuerpo eafin, dondese reúnan y digieran los pen¬

samientos detodos, paraformar la verdadera idea desusery

fijar

las

sólidas bases

dela cienciaydesu

ejercicio.Reunir losmiembros disentinados, agre¬

garlos áuncue^o sanoy

robustecido

por

principios

cieutíficos, yseñalarlesuna cabeza que

dirija

todos

susactosy pensamientos; tal es laidea salvadora de

nuestraclase.

Despues demuchos esfuerzosy trabajos emplea- dos poralgunos alumnos delcursoescolar de 1849 á50,logróse daruna existencia efímera á la Acade¬

mia médico-veterinaria estihguida en su cuna por

disposiciones superiores; pero

desde

aquella

época,

la idea de asóciacion yformaciónde un cuerpo fa¬

cultativoveterinario, lejos defenecer, ha ido ger¬

minando y desarrollándoseenel silencio paraflore-r

cer hoycon maslozaníay atractivos. Si;en nuestro plan de reforma y en nuestros humildes votosha marchado siempre á la cabeza la institución deuna

corporación académica. Y én efecto ¿qué puede ha¬

ber enel mundo masgratopara unprofesor,queel.

poder ofrecer ante una asamblea de hermanos el fruto desusincesantes desvelos, el resultado desus atentasobservaciones, y descargar•>su corazón del peso

del sufrimiento

que le causan los rnismoSque todosi, ios dias, á todas horas y

á

cada momento recibén deélbeneficios?—Obrandodeeátemodo po¬

drán losveterinarios por

sí,mistpqs

mejorar su si¬

tuación? Podrán

atpnder

al

engrandecimiento

de

^

ciencia? Milvocesse pronunciaránpor Iq

afirmati¬

va, todavez que la

espepencia así viene

compro- bándolódesde algunos

años

áesta parte,

desde

que

profesores

amantes desu facultad ycelosos por

la

ciencia que ejercen han

trabajado

incesantemente para

la adquisición de

tan santos

fines.

¿Qué medidasseráu mas conducentesal efecto?

Difícily

espinosa

serialatarea que nos imponemos, áno

haber

qonsignado

anteriormente la idea de reunimos én corporación. Nadamasfácilenlasac¬

tualescircunstancias en quetodos respiramos pro¬

greso

é ilustración,

queformar una Academia,mé-

díco-véterinaria;

pero

eslo

solonobasta á llenarlos

sagrados deberes

áque

sçreniòs llamados desde ,0!

momentoen que

figuremos reunidos

eü,

córpora- cipn.—Para

dilucidarlas

medidas

raag

conduceñitéS

á eiteefecto abrió un concurso ÉlEco de la Veteri¬

naria, y

á tan noble llamamiento

nos prestaraps sueltos á rendirnuestraofrendaante susaraá.Nués-,

tro

ejémplo

tendéá imitadores,no hay

duda,

y

¡ojalát^

que feiitretantos ytan

distinguidos profesores áma||-,

tesde

sYrais'moSy

de

sh

çlasehubiera qiíicn

hallaV.

se ciávedel lenitivo ánuestros

infopunios! Pero'

,

qCfé

¿cuando

todosacudamos coii nuestro grano de

arena á'lafoirmacion de tan vasta chía, faltará mü- che

párá

Suterminación?

Poco, m'ííy póeó sefáTp

queleíáité,'y,áuh éste pó'Co vendrá á suministrlir-'

nôslo el

tiempo.

Esppngapahgen tghto nuestra humiíde opiqipn.-T^, Mgdriaes el

punto quecuenta con mas elemento^, paça

llevar á cabo los fines

que

la Acadepaia

se

prór,

mem:laheróica villa debe pues,ser

él esicnto

de

estájínstitucipn. Allí donde

.pe eeunen

prpfesorési,*

eminentes por susabery

posición social,

allí

donde

(4)

44 ./ EL EGO ,

sedispone

de todas las facultades

y carreras,

alli

donde elmérito éimportancia

de cada

uno son re¬

munerados debidamente;allí, y solo

allí debe resi^

dir la Academiacentral.

Cargo

pesado seria

para

los individuos de esta

ponerseen

relación con todos los profesores aca¬

démicos para

resolver sobre cuestiones de mejora

y

engrandecimiento, si

como es

consiguiente, todos

se-afanasenenbacer

proposiciones;

y

hé aquí

que ya

sehace

indispensable la institución de sucursales én

todos las

provincias^ Nada más conveniente

que

esas ramas académicasarraigadas al tronco común de donde han de emanarlosbenéficosjugosque

las

alimenten,como estas

áisji

vez

corresponderán

con los.preciosos

frutos desiístofiservaciones é incesam

tesdesvelos.Cadapais,

cada nación, cada provincia

y-hasta

cada pueblo tienen

sus usos y sus

costum¬

bres, distintosenunosde otros,

de donde

nacelam- bieu ladiversidad denecesidades; para subvenir á.

estases preciso

conocerlas íntimameute,

y

nadie

puede

adquirir

un

conociniiiento exacto de ollas,

sino los mismos que

las están sintiendo: luego nada

mejoren tal

situación

quecrear

academias sucursa¬

les. Porotra parte,

partiendo separadamente,

pero siempreen lo

fundamental relacionadas

con

la

su¬

perior,

.se

tendriaun

cuerpo

facultativo

en

cada

pro¬

vincia, ora para

auxiliar

consus

luces á las autori¬

dades,ora paraimplorar

de

estas

mismas los

me¬

dios de llenar las necesidades que .se ofrezcan;en

una

palabra, cada sucursal seria

un cuerpo

acadé¬

mico confacultades para

obrar,

según

las circuns¬

tancias,en su

jurisdicción, dependiendo enlo general

de la Academia superior.

Elobjeto quenos

proponemos, al iniciar el plan

de'Academia,es el dedeliberar en concurso sobre

las medidasmas conducentesá lamejora de nuestra

posición social

y

á enriquecer la ciencia

con

observa¬

ciones y estudiosatentos ynuevos para

la Veterina-

ria'espanola: luegose

hace necesario á cada

corpora¬

ción un establecimiento para sesiones y un

local apropiado

para

esperimentos, sostenido

por

los mis¬

mossocios, y

montadb's -independientemente

unos

de otros, á gusto

de

los

mismos

y

sin

más

interven-

cioií quela qué

atañe á la clase

en

genefal.

Como todos estamos interesados éh el mismo "

plan

yobjeto,

potíos serán los

que

voluhtariamente

noabrácenla sendatrazada.* y como

la buena fé

y la sinceridad debensiempre

reinar

entre

todos los

miembros deuna

corporación, nadie

se

escusaria (ni debería

permitirse

haberlo asiV de las comisiones

y

dictámenes

qtíè la

corporación íes pidiere;

su

mis¬

mointerés y

entusiásino

por

el bien ansiado les im- pondi'iím

la

obligación

de

condesçéndèr á Tales

exigencias.

Sinuestramisiónseconcluyeseen

la esfera mé-

-

dico-quiílirjica, podíiamos disponer" de

nuestras

pèrsonas

conalgo mas

de'libertad

que

ahora,

esten- díéiidosecomo seestiende á

práctica del herrado;

eñtoüces nosseria dado dedicar dos, tresó masdias

cada mes à ladilucidación

de cuéstíones intéresan-,

tesálá ciencia y á

íá

ciaste; pero

mientras las cir-

cuiistanciasho varien, mieintrasñose

persuadan los,

qué peí nosotros velan

de,que tan necesario es al

véterinarioelcònócimieht'ò delarte deHerrar», co- ,

mo

perjudicial

esá la clase suejercicio,

es

posi¬

bletenermas que

á'ésicmés méñsuáles.—A fin dé

po¬

nersetodas las

corporaciones

de

acúérdo

y

adquirir

todas las noticiasrespectivas

á

cadauna en

particu-í-

lar,setendríaenMadridunareunion

generafá don-

dé acudirían las sucursalesrepresentada^porun

in¬

dividuode su seno; allí acudirían todas con los tra¬

bajos anuales á depositarlosen lasarasdéla ciencia, para

constituir

mastardesuspreciosas joyas.

En las sesiones mensuales se revisarían las me¬

moriaspresentadaspor los socios, y si sn impor¬

tancia lo requiriese, senombrarían comisiones para examinarlas mas detenidamente, quedando estas obligadasá darsudictámen, quela corporación es¬

tariaenel derecho de admitir ó desechar.

Como órganorepresentantedelcuerpoacadémi¬

cogeneral, seria necesario un

periódico»

que se pu¬

blicase enMadrid. ElËco de

TeCerindríáj

en

vlátá

del decidido afan quemanifiestapor

élengrandeci'-

mientode la ciencia, es acreedor á que, aparte

de

conservar su independencia, sea solicitado como órgano representante de la Academia centraly de

las siicui'sales

Unas yotrasconsignaríanpartedb susfondospa-

rapremiosde estímulo,medio elmaseficazparades¬

pertar

el casi estinguido

deseo de gloria entre nues¬

troscomprofesores. Conaféelo, unpremio

adquiri¬

do enfrancacuanto encarnizada lucha, eS siempre

un testimonio vivo que habla muy alto en favor

de

quien lo posee.

Hasta ahora hemos considerado la

corporación

cómo unelemento de viday de robustez para

la cla¬

se, pero es precisoque noperdamos

de

vista: que

el

tiempo

huye

veloz de nosotros,yquesinpensarnos hallamos impedidos

poí*

una debilidad física ó por

unavejez con dificultades soportable, de ejercer

nuestro ministerio, el únicoque con sus escasos

be¬

neficios acalla nuestras necesidadés: para entonces

esprecisoque miremos ahoraesta institución;para socorrerá nuestros

comprofesores

víctimas

del

in¬

fortunio, puedeserla Academiaun recurso, unele¬

mentopoderoso.

Qué

dicha puede compararse á

la

deprolongar là vida

á

ün hermano, que todos los

dias vela yruega por susbienhechoresy por suque¬

rida é idolatrada facultad? niqué perjuicios se se¬

guirían,asíá lacentralcomoá las sucursales,dedis- traerparte

de

sus fondos,

d^e compartir

sus

benefi¬

cios talvez, ó de acallarpor otros

medios

qde escó-

gitáse,

lasvocesy losayesdeun infortunado com-

prófesor? Guando

este

título

no las moviese, sus sérifimientos humanitarios

debianinipelerlasá

ello.

Acabamos dehablardebeneficiosenfavor de la Academia, peroante todo espreciso saber dedon.de

han de salir, quien ha

dé prodíicirlós, Este

es

preci¬

samente elpuntode masimportancia,—Para cum-

plir

exactafnéutecon

la misión

que

la facultad

nos

"imponè,

es

necesario

aparte de los

conocimien¬

tosciéntificosque

á

cada cual

acompañan,

póseer toldos los instrumentosy recursos

útjies é indi,spen--

sables para

atérider á

las exigencias

de

cada

estado patológico, instrumentos

y recursos que no

pueden proporcionárnoslos las utiíidàdes

que

deéllos

repor¬

taríamos; pues

harto Sabido

es

de todos

cuan

mal

se rémunèran nuestrostrabajos.*pero

tratándose

deun cuerpo

faciiltatívo, de llevar á cabo entré todos obfá

tan

grande,

yaesel

fin

mas

asequible

y rnas

fácil. Eín

los

.éstabiecimientos

destinadosá este efecto se'po- dríántener

potrós, bañóS,

chorros,

jmáquina eléc- triéa,

pila

galvánica, tabla de operaciones, ápósitos,

instrumentoscostosos, cinchas, mantas, cabezadas, eíó., y

todo cuánto eSútil

para¡

tender

y

sujetar'los añínaaléS,

susp'ehderlos

6 empotrarlos,

ypaja

sefyir

en éltrátamientó

del'vértijgq, téíanò.'jJracturaS, fier-^.

nias

inguiiiales,

y

pai'á érajirender

huevos

estudios

terapéuticoscontra

eñférrúedadés

que sé

cónsideraú.

incurables'j)or falta de "raédi'os de

sujeción.

De

este

m'òdo

es'pi'obáble

qqe

íps sóbios, haciéjldó

uso

del

derechb détener á áü

dispósièibn ''él ló'c'ál, própor-

(5)

DB LA YETEBINARIA. 4îl

cionaria con beneíicio de sus clientes,

la entrada á

ganados,ycon

ellos de objetos de estuíüo.

Ahora bien, un

establecimiento asi montado

y sostenido porlosmismos

profesores

¿no

reportaria

asiá estoscomoáaquel

beneficios considerables? á

los unos porhaberacaso

conseguido

un

buen éxito

del tratamiento deuna enfermedad

peligrosa,

y

al

otro porla

retribución

quees

cdnsigniente al usojle

los instrumentos y

demás útiles empleados

con

tal olqeto. Agregando á estos beneficios positivos ya,

todavez quelabuena

y

la

pureza

de intenciones-,

deberían descollaren primer

término, los fondos procedentes de laS cuotas mensuales que á cada tó-

ciO séexigirían, sé

tendrían siempre

recursoscon

(^6 hacer frente á todo' contratiempo

y

atender à

las benéficas miras ya

consignadas.

La inmoralidadesy ha

sido siempre el cáncer

de las sociedades! en vano exigiríamos respeto y consideraciones por parte

de

nuestros

conciudada¬

nos, én vanotrataríamos

de velar

por

el decoró

y prestigio

de

nuestra

clase, si hechos bochornosos perpetrados

en su seno,

venían á justificar

en

cierto

modo la prevenciónconque

todavía

se

la mira

ge¬

neralmente. Pues bien, la Academia podria reme¬

diarengranparte

los males

que

provienen del mal

porte y

falta

delicadeza de algunos profesores,

castigando coauna

ignominiosa

y

pública espulsion

á todos los que no se

condujeran

con

arreglo á las

eternasreglas de

la moral,

y

premiando,

por

el

contrario, con menciones

honoríficas la conducta

de los que tuvieran

suficiente grandeza de alma

para sobreponersuhonor

á las sugestiones de

una

posi¬

cióndifícil yprecaria.

Noesnuestroánimohacer que

prevalezca

nues¬

troparecer, ni vive en nuestra

mente la idea de

haber dadoen el blanco de lacuestión,no; y es

ésto

tancierto, cuanto quealacometer

esta

empresa

he¬

mosdirigido unamirada á nuestro

alrededor,

para basar sobre las circunstancias que nos

rodean los principios

mas

conducentes

y

propios al punto en

qnetenemos

fijada nuestra residencia, principios

emitidos ya, yque

envuelven además de

unas

lige¬

ras indicaciones delplan

general; lo

que

respecta

al

particular

mas

admisible

en

este pais. Quiera

Dios quecon nosotros

salgan abogando

por

tan nor

bleideaprofesores mas

eminentes

y

distinguidos,

y

queal

fin

veamos

realizadas nuestras bellas y lison-

geras

ilusiones.

SUBDELEGACION DE VETERINARJA DEL

PARTIDO

DE .manzanares.

Sres. redactoresde El Eco de lafeelerinaria. '

&luy Sres. luios;

suplico á Vds.

se

sirvan inscriar en sü

apreciable

periódico la siguiente copia'"del documento

queoriginal

dirijo

al Sr.

Gobernador de. Ciudad Real con

estafecha.

Siendo unade las obligacionesde micargo,

conforme

alCapítulo II, Artículo7," del

Reglamento, de 24 de julio

de 184R, velar

inpsanlemcnte

por

el cumplimiento de

lodispuesto,en

las'Le

jes,

Ordenanzas, Reglauièntos, De¬

cretosyReales

órdenes vijéutes sobre sanidad en el'Tamo

deVeterinaria,y teniendonoticia de que en

la villa de

.Ifianzauares, perteneciente á esta

Subdeiegacion,

se

halla

Ejerciendoel cargo

de inspector de

carnes

José García 'Sa¬

cristan, Un reunir las.

condicionés

que

previene el Artícu¬

lo 16,del Real deofeló

15dé

febrero último,

por

el

que

.sereorganiza laenseñanzadela

Veterinariá;

creo

dé mi

cfeberponerloenconocimientode V. E.para

qúe dispougíi

lo conveniente, á fin de que el espresado cargo

de Ins¬

pectorsea

provisto:en pejjspúa facultativa de la elase que

marcaelcitado'Artículo. ^

DiosguardeáV. E. muchosaños.Solana

22 de

marzo de1854.

ManuelBeiutez.

Excmo. Sr. Gobernadorcivil deCiudad Real.

SOCIEDAD DE MEDICINA

VETERINAMA DK

ESPAÑA.

Aparecieron, conefecto,en elnumero

260 del Boletín,

rfe ^eíerinaría lo»Estatutos! ósea el Reglamento iuiçr

riordeestaAsociación, el cual publicáremosen

el númefb.

siguiente de El Eco, todavezque

la superabundancia 4^.

materialesnosimpide hacerloenelpresente.

Sin embargo,,

yaque nopodemoshoy

darle cabida, diremos algunas

pa,-.

labras acercade este nuevo acontecimiento. En nuestro, humilde parecer,la Sociedad

proyectada

por

los redacto¬

resdesuperiódico oficialno

corresponde á las necesidades

de la Veterinaria Española, por variasrazones que

solo

(

indicaremosenestelugar, dejandoparaotro

dia ampliar¬

las cuanto sedesee.

Laprimera consistoen queesemismo

Reglamento

or¬

gánicoqueso propone

aprobado

ya por

el Excmo. Gober¬

nador deesta Capital, y porconsiguiente

hecho obligato¬

riodeantemanepara todoslos que .se

dedican á ingresar

enlaSociedad; ese mismoReglamento,

decimos

,

le ha-

biéramosnosotrosofrecido, casode Serobra nue-tra,ála.

franca y universal discusión antes de

elevarlo á la

corres¬

pondienteautoridad. Con

semejante

manera

de obrar, ha¬

bríamos aconsejado á losprofesores, y

recibiendo á la

ve*,

susconsejos, es indudable queno

pretenderiamos imponer,

nuestras opiniones ni nuestros deseos

absolutos á nlngua

veterinario; que todas las dudas se

habrían ventilada

oportunamente, y queal solicitar

del Sr. Gobernador I*

aprobación del pensamiento

resultante, pondríamos á st*

vista, nounbosquejo de nuestras

particulares miras sin¬

cera ó encubiertamente manifestadas, sinó la espresion

leal yverdadera del parecer,

del

examen,

de la convic¬

ción general de los profesores.

Procediendo así, jamá^

tendríamos ácargo deconciencia atraer

al

seno

de la Sos-

ciedad unamultitud de sugetos comprometidos

amistosa¬

mente unos , ciegamentedeslumhrados otros.

Ni

se pre¬

tendaobjetarnos quecada

cual

es

libre

para

abherirse li¬

noai proyecto académico,nique, una vez

constituida la

Academia, puede discutirselos

artículos del Reglamenta

paramodificarlos ó anularlossi

cunviníere;

no,

esto seria

unargumentoque pudiera parecer

capcioso:

es

bien

sa.^

bido concuantadificultad.se consigue modificar

ó

anular leyesestablecidas, y sería

además absurdo el prometerse

quela generalidadde una

.clase abatida

y

sin

representa¬

ciónno seconducirá esclusivamente por el brillo deui»

nombreacadémico, quepuedo ser tan

funesto

como

glo-

riosoy óporlas consideraciones

particularos

que

liguen i

losfundadoresconvarios futuros socios. Lo que

décimo»

es'exacto,ylo esigualmenteque,;si

los veterinarios

pen¬

sadores y

.escrupulosos llegan á observar que la Sociedad

leformaliza, aunqueestuviese compuesta

de

personas

in¬

teresadas, compromelidasi ó'

rutinariamente imitadoras.,

entoncesingresarán ásuvezen

la corporación.con el

san¬

to finde oponer su voz, acaso

impótente, á los desmanep,

á los erroresde la misma;luego si elReglamentopropues¬

to porlesredactoresdel

Belelin

encerrase

algunas medi¬

das,dignas dereprobación ó,queper su

especial natura¬

leza.seopusieran'álos progresos que

nuestra ciencia está

realizando cada dia, etc., etc., ental caso

debería

pesar

eternamentesobre la conductapúblicade

dichos

redacta¬

reselconsiderable perjuicio que

hablan ocasionado. De^

searíainos que nosdiesen

espílcaciones terminantes sobre-

nuestromododever

en^eJ_a^suuto,

en

lugar de

que

antici¬

pasen enlo sucesivo, como

lo haii bècho

con

el núme¬

ro 260(I), la

repartición del Boletín cuando contenga

escritos queuece.sitatiser

meditados

con

mucba detención;

puesque estos

anticipos

no

motivados aparecen con nn

carácterdo

sorprendentes,

bien

qué

en

no

lo

sean, que e»

lo. quenosotros

créfcmos.'Süjíliearhi&osles al mismo.tierna

po qúe, si

niiéstrás acbiráciqnes

no

'son enteramente de su adrado,

se

sirvan cóhtestar én su periódico, y no acudir á

los tribunales, como ha dado én

acostumbrarse,

porque

' ('fj

'El'fiúiiiero correspondiente al 20 de marzo se re-

párfió en

Madrid

con

dicha fecha-el 17 del mismo

mes.

(6)

46 'fili' fico

juzgamos innoble,

ridículo

y asqueroso ampararse

de la

autoridad, pararesistir conla fuerza

material á la fuerza

de la reflexion.

La secunda razón en.que nos. apoyamos es la

de juz¬

garinsuficiente,

mezquina la acción

que

la Sociedad

se

proponeejercer:un

lestablecimierito destinado únicamente

á la lectura y discusión de memorias ,

observaciones

y demás trabajoscientíficosque sussocios

redacten (si

es que los

redactan),

y

situado

en

Madrid

y

solo

en

Madrid,

bajo ladirección, inspección y

presidencia esclusiva

y

eternadeprofesoresavecindadosenla corte;á cuyas se¬

siones soto puedenasistirconstantemente

los

que tengan

suresidenciaenel mismo punto; un establecimiento dei estanaturalezaesmuyprobableque, si llegase á tenerá

sufrente unaluntadirectiva (1) deintenciones egoístasy

ÎIOCO

esion

rectas,

yde la ciencia,

fuera con

constituyendo

el tiempo el descrédito de la

unmonopolio

(como pro-

tantos otrosque enestemundo

existen)- de

algunos vete¬

rinariosindignos. Nosospechamos queeste

acontecimien¬

tofatalhaya de realizarse; mas tampocohabremos

de des¬

conocerquelos-profesores

asociados,

ausentes

casi lodos,

presentes muypocos,ajenosá la Junta

directiva los

mas, puedenserllevados

insensiblemente

y enfuerza

do artifi¬

cios, á flgürar comoagentesó autorizailoresdeun

estado

decosas lamentable.—Las necesidades de la Veterinaria españolason, por Otra parte, grandes y muy

variadas,

y

enelIteglamento dé Academiapublicado porel

Bolelin

no

setomaen consideraciónestoconla ostensión queá nos¬

otros nos parececonveniente. Las autoridades civiles ó

militares de provincia se encuentran

también próxima¬

mente enel mismoembarazo para las consultas que les

ocurrahacer, existiendo la solaAcademia ló Sociedad de Madrid, Comosiningunahubiese.

Verdades, repetimos, que, aun dadasunas bases de¬

testables parallevar á efecto un planconcebidoe» hiende

losdemás,queda siempre la[iosibilidad de

rt-amplazarlas

porotrasperfectamente adecuadas, y que, porlotanto no

esimposible obtener mejorasenlas de la Sociedad áque

nos estamosrefiriendo; pero nosotros optaremos siempre

poráquellas quedesde luegopueden seraceptadas sines- posicion á subir escarmiento, optaremos,en una palabra,

porlas qiiéemanendel convencimientogeneral, delama-

riil'estacion yexáúien público y que mayores beneficios

prometaná laluz de lasanarazón.

Hay además otrasconsideraciones de gran valor,que omitimos esponcr porfalta de espacio,y quenosobligan

á calificar á la Academia nacientecomolo hicimosalprin¬

cipio deeste artículo.—Entraríamos asimismocon gusto

enalgunospormenoresde distinta categoría....;mas para

no sermolestosánuestroslectores, reduciremostodas las proposicionesquepensábamos enunciará unasola, y es;

queEL BOLETIN DE VETERINARIA, ENVISTA

DE SUS

ANTECEDENTESI'ERIODISTICOS, ASI COMO POR SUS INCALCULABLES ESFUERZOS PARA PROCURAR UNA FELICIDAD SIN LIMITES A TODAS LAS CLASES DE PROFESORESQUE COMPRENDE LAVETERINARIA, ES EL UNICO ORGANO OFICIAL QUE LA SOCIEDAD FUN¬

DADA POR SUS REDACTORES MERECE.

Espresumible quede las complicaciones actualessur¬

ja unaescisión profundaentre los profesores españoles:

En talcasoestarán de unaparteel sisíema planetariodC

laVeterinaria ibérica y todos losque se hallen dotados

de la suficienteabnegación y docilidadparafigurar en

él

como satélites, y porotra, los espíritus discolos que se resisten ádejarse conlucírSinexamen.... porsendas des- coBocidas, én cuyo número nosencontramos;

La Ridaeóion.

UEüni'riDON.

Benavente 27 de marzodé 1854.

Señoresredactoresde El Eco dE laVeterinaria.

Muy.Eres,nuestros: nopodiendopermanecer indife¬

rentes.lus veterinarios, deesteescuadrón, á lascuestiones quehoy.agitan ú la Veterinaria yá sus profesores,y es¬

tando próximoelmomentoenqueestas vaná presentarse

á suiucion,decuyo resultado favorabledepende el bien- (1) O llámeseComisión administrativa.

estarde losmismos, h.iciendo Cambiar dé fazuna prOfe^

sion portantos conceptos abatida; no podemos menos en

tan crítica ocasión de ofrecerlesnuestrodébil apoyoá las

doctrinasque contantaabnegacióny desinterés .sostienen

Vds.en suilustrado periódico, prometiendo por nuestra partecoadyuvar al mismo fin, cuanto nuestras

muchas,

ocupacionesnoslo permitan, si enalgo

puede

ser

útil'

nuestra escasacooperación.

Son de Vds.sus mas segiiros séVvidores Q.S.

M.

B.

El profesor veterinario de

1."

clase y

2.° mariscó,

MilanAndrésy Carrera.—Alejandro Lerroux.—Cáiios Fernandez.

Aceptamos ceti

inefable placer la cooperación

que

nos ofrecenlos Sres. Lerroux, Carreray

Fernandez;

ofreciéndoles por nuestra parte que

continuaremos

haciéndonos, como hasta

aquí,

dignos

de las simpa¬

tías que

les hemos merecido.

La Redacción.

Llamamosla atención de nuestroslectores sobre el

siguiente escrito

que, aparte

de las elocuentes

lecciones que encierra para

el cooociniicnto did

co¬

razón humano, hablamuy alto en cuanto á la iiiorá-^

lidad y delicadeza de

los veterinarios ¡Ojalá

tenga;

muphos imitadores la conducta noble de

nuestro digno

amigo

y

colaborador don Saturio L. Alvarez/

«Mis queridos amigos: Lacircunstancia

de

haber

leí¬

do en elpcrindicóqUe tan acertadaínente dirigís, nn ar¬

tículo suscrita por mi apréciiiblo c'oniliscípulo don Juan Herrero, relativo;'; los abusosquediariamente secometed

enlascasas-mataderos, me obligó á romper el silencio

que mehabiapropuestoguardaren estepunto, atenilien-

má lopoco que alcanzamos, sobre todos aquellos que

afectan honradamente'los intereses morales y materiales dg losveterinarios.

No mepropongoprobar, que es

de todo

punto

indis¬

pensable

el nombramientodeinspectoresde carnesypes¬

cados: cuestión eS estaque ya seencuentra

resuella afir-;

mativamenie para todas laspersonas de mediano criterio, ydelacualseocuparonbace tiempo algunos profesores

áquieneslaciencia tiene mucho queagradecer:mí.objeto

es,demostrar la propensionqueexiste enalgunas

autori-

dadeSi;á variar de opinion respecto d ciertos asuntos,

conta! que seanilustradas porindividuos inteligentesy nada interesadospnellos.

Apenas tomé á micargolaSubdelegacion de Veterina¬

ria de lospartidos de OviedoyBelmonte, consideré como

undebersagrado el manifestar al señor gebernador de

estaprovincia, en virtud de lo quedispone el art, 7.

obligación cuartadel real decreto de 24

de julio

de

1848,

elabandono quedesde luegoseadvertia en la

inspencioá

delpescado y de lascarnesdestinadas al abasto públiccL

Alefectoremití á la referidaautoridad una estensacomu¬

nicación concebidaenestos términos:

«Subdelegacion de Veterinaria de los partidos de

Oviedoy Belmonte.

La influencia que

el estado de las

carnes y

pescados,

ejerce sobrela-alimentación y salubridad

pública,

es

de¬

masiadoconocida hasta por el vulgo, para que deje

de

serlotambién piorlaspersonas ilustradas: sin

embargo,

unpunto taninteresante ha existido siempreenesta ciU'- dadcompletamente abandonado, siendo esto tanto mas sensible yperjudicial,cuanto que, por nuestro

clima y

posicióntopográfica, está, en su mayor parte,

reducida

nuestra alimentación aluso constantede caínes y pesca¬

dos,y masparticularmente dé las primeras.»

»EIcargode Súbú'élegado deVeterinaria,cuyodesem¬

peñó hatenidoV. S. á bienconferirme,mecolocaen

él íñt-

prescindible deber de participarle la

necesidad ápremiant®

queexistedéun

arrégio,

cuya falta puede

ocasionar iá-

dudablementetrastorOosdifíciles de remediar. Y esto 'sé hace, por otra parte, todavía mas

indispensahle; ateñ*

díendoá quelos interesesindividualesson

los únicoS'qoe

seencuentrancómprométidosenla

facilitación do lascáis

nesnecesarias paraatenderalconsumo

general,

ó

»Sienlaprobidad' y

honradez

estuviesen

delineádiéfe

todos loscaractères instintivosdeloshombres; sí al preí- pío tiempoquepensamos ennuestras

ganancias, tuviésisi-

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