EL ECO
DE
U miBINlRIA.»
lieriúilico «le iittevenes niorales y materiales.
REDACTADO POR
D.
Migueí Viñas
y3Iarkí, profesor veterinario^ de
primeraclase, residente
enBarcelona,
y D. Juan Tellez Vicen yI). Leoncio F. Gallego, alumnos de la Escxiela Superior
de Veterinaria.
Sepublicacadaquince días.
En Madrid 3 rs. al mes; en provincias 12 rs. portri¬
mestre,remitiendo el importeeon carta franca enlibran¬
zassobrecorreosá la orden del Administrador.=Las en¬
tregas sueltas delas obrasque se publican, á medio real cadaunaparalos nuevos suscritores.
ADVERTENCIA.
Para evitar
entorpecimientos, debemos
espresar una
cláusula
qaeomitimos
porol¬
vido al proponer
los premios
:d saber,
que las Memoriasoptando d ellos
nohan de
ve¬nir
firmadas
por susautores,
pues por me¬dio de los lemas
podrán darse d
conocerlos agraciados.
VETERINARIA MILITAR.
RE.MIUDO.
Sres. redactoresdeEl Ecode la. Veterinaria.
Muy señores mies: impéleme
á tomarlapluma,
no obstante de hallarse poco acostumbrada á
ejer¬
citarse en
público
, no un vano deseo de ostentar erudición, no unfrivolo
sentimiento de vanidad li¬teraria, no ;
al
hacerlo solo meimpulsa
un irresis¬tible deseo de cooperarcon mis débiles esfuerzos á la defensa de los derechos queasisten á
la desgra¬
ciada clase veterinaria
militar, levantando
porpri¬
mera vez mi humilde voz para que por
medio de
su tan acreditadoperiódico llegue
áconocimiento
del protectorGobierno
deS. M.
elgrado de abatimien¬
to y
aflicción
continua en que pordesgracia
seha¬
llan los veterinarios del
ejército
,condenados
á vi¬vir
relegados
á unsempiterno olvido, sin embargo
de su moralidadá toda
prueba, de los servicios
Sesuscribe euMadrid en casa del Administrador don .luau Tellez Vicen, calle delDesengaño, uúm, 10, cuar¬
totei'ciro; en las librerías de-Baillj-Bailliere, calle del Principe, y deCuesta, calle Mayor; y enla litografia de GarcíayMejía, callede Atecba, núm. 66.—Enprovincias
encasa de los corresponsales.
Ill I111I l·IIMyIII■nmillU·JMl—.tlll>4ll.mr!»TOCT.HlHMIJMM.»l
que tienen
prestados,
yde las diferentes circuns¬
tancias porque
hace tiempo venimos atravesando;
persuadido
firmemente
de queel Gobierno de S. M.
y en
particular el Excmo.
Sr. Ministro de laGuer¬
ra actual,
celoso
por el bien de sussubordinados,
tomará en consideración las razones que voy á es¬
poner en favor de una clase tan útil coqio
abando¬
nada , me he decidido á emprender este
trabajo
con el
objeto únicamente
de versilogro inclinar
suánimoá que
desde luego tienda
unamirada
decompasión
álos veterinarios militares
, una mano protectoraqueles
infunda aliento yvalor
parale¬
vantarse de la humillación,
delperpétuo olvido,
de la espantosamiseria
en que yacensumidos,
espe¬cialmente
aquellos
, que comoel
comunicante , se hallan rodeados de una numerosa familia cuyo sosf tenyeducación
nopueden mirar
conindiferencia.
Sublevado mi
angustiado
corazón ycondolido
amargamenteal contemplar
quedesde el
año1838
en queentré en el
ejército
enclase de 2. ° Maris¬
cal conel
mezquino sueldo de trescientos
setenta y seis realesmensuales,
me encuentroá la
presente ydespues de haber trascurrido quince años,
en el mismo estado y conla misma
paga queel dia
en que entré áservir,
noobstante de haber
salido voluntariamente á campaña en el año36
contribu¬yendo en
mi humilde posición
ála defensa del
tro¬no de nuestraidolatrada
Reina, hallándome
en va¬rias acciones de guerray
últimamente
enla
espe- dicion á los estadospontificios, sin
que por ellohaya obtenido la
masmínima
recompensa,del mis¬
mo modo que aconteceá
la generalidad de los
jgEL ECO
mi
clase,
nopudiemio
en suconsoeuencia
con tan corto haber ni aun atender al sustentomaspreciso
de seis
hijos
que merodean;
meha sido preciso, de todo puntoindispensable
ianzartne á tomar laplu¬
ma para que
el Gobierno de S. M.
reconozca ciara yverídicamente lo critico de
nuestradesgraciada posición,
yhaga, atendiendo
ála mas'justa
de lascausas, por que cese
de
una vez el.acrecentamien¬to de nuestras
penalidades. En
vano hemos hasta aquiesperado
unporvenir
maslisongero
que dehecho hiciera menos aílictiva nuestra situación y ia
de nuestrasfamilias,à. pesar de las Realesórdenes para que
fuésemos reglamentados
yde los
esfuer¬zos y
enérgica actividad
que muchos de nuestroscomprofesores han desplegado
en todas épocas, tra¬zando la historia de la Yeterinaria militar, su im¬
portancia
yutilidad
enel ejército
ylos sinsabores
é infortunios que acarrea á los que la
ejercemos
por
el solo delito de dedicarse
conesmero yasidui¬
dadá lacuración,
mejora,
conservación ysosten dela caballería, sobrecuyo
cimiento
estáfundada
la defensadelosReinos. Porelcontrario, hémenos
vistosobrecargados
enel servicio, causándonos grande
admiración y no menos sorpresa , iareciente
Real orden porla
queS. M. dispone
quelos
veterina¬rios del
ejército
asistangratis
en sus enfermedadesá los caballos
pertenecientes al
cuerpode
estado mayorgeneral,
á pesarde
no pertenecer á la Na¬ción y ser
s*oio de propiedad particular. Al
hablarasí no se crea que vamos á
pedir
parael
veterina¬rio militarhonores,
riquezas
ydelicias,
no ; vamos ápedir solamente lo
quede derecho le
pertenece;vamosá
pedir
que susdesvelos
ytrabajos
encuen¬tren recompensa; vamosá
pedir
quepueda
utilizarel fruto desus estudios, que
pueda
vivir con la de¬cenciaque
corresponde
á losprofesores
de las cien¬cias de curar. Lo único que
pedimos,
lo único á queaspira el
quesuscribe
y con él todos sus com¬pañeros, es tan
solo
á que seorganice
pronta y definitivamente el cuerpode Yeterinaria
militarpor medio de unreglamento especial,
á cuyacabeza
se halle unajunta superior facultativa
para su direcscion, compuesta
de los profesores
masaventajados
por sus
conocimientos
éinstrucción,
en el cualdespues
demarcar susobligaciones respectivas,
seles aumente su tan corto haber abriéndoles campo al estímulo por
medio
de una escala sucesiva de ascensos conarreglo
á sus años deservicio,
del mismo modo que se ha hecho con el cuerpo de sa¬nidad militar, puesto que es la única clase que no ha tenido
impulso
nimejora alguna bajo ningún
conceptodespues
de haber trascurrido mas de me¬dio
siglo
que se creó.¿Es posible
quellenen
todossus deberes como
veterinarios,
los que , en vez deocupar en el
ejército
ellugar
que lescorresponde,
viven
ajados,
sinposición fija
ysumidos
en la mas espantosa miseria? ¿Qué delito
, pues, han come¬tido los veterinarios militares ?
¿Será
por venturaun delito el haber hecho
grandes
desembolsos para sostener una carrera científica de mas entidad que comunmente se cree ,fijando
su residencia por es¬pacio de
cinco años en uncolegio
, donde la con¬ducta tantJ moral como escolásticase prueba en el crisol de
rigurosos
exámenesante unaJunta de ca¬tedráticos, consumiendo un
capital
parallegar
áobtener un diploma que tantos
desengaños
les hande acarrear condenándoles al
desprecio
, á la indi¬ferencia, al ilotismo? Pues que
¿será
por venturaun delito consagrarla vida al estudio de la Yeteri¬
naria en beneficio de los animales
domésticos,
base ysostende la agricultura
y en su consecuencia de lariqueza de las naciones civilizadas?¿Será quizá
un delito el que en la últimaguerra civil de la li¬
bertadcontra la tiranía , ni un solo veterinario ab¬
dicara de sus
principios pasándose
á prestar sus servicios alejército enemigo
, como lo hicieron en mayoró
menorescala
muchos de las diferentesclases de nuestro
ejército? ¿O
serátal
vez un delitoel
haber'optado últimamente
ála
nueva categoría científica de veterinario de primeraclase, despues
de haber llenado las formalidades que para
ello
see.xigian
y á espensasde trescientos
veinte reales vellón, cantidad que á duras penas pudieron hacer efectivas los veterinarios militares?Se dirá tal vez que este cuadro está
recargado,
que esta
pintura
esexagerada;
pero,ah, desgra¬
ciadamente no es cierto. Recórrase la historia dela Yeterinaria militar , véanse sus progresos y sus re¬
compensas,
fíjese la atención
enla
escasez de me¬dios de sus
profesores,
y se verála realidad con¬forme con nuestros asertos.
Ensanchado el círculo de los'estudios veterina¬
rios, atendiendo al vuelo considerable que ha to¬
mado la ciencia y
finalmente
en vista de los males sin cuento que nosasedian
,justo,
,justísimo
será queel
protectorGobierno
de S. M. tan amante de lasciencias, haga cumplida justicia
á la Yeterina¬ria
militar, dispensándola
el merecido amparo yuna decidida protección , dándola un brillo perma¬
nente y
sacando
á sushijos
del perpétueolvido,
del estado de orfandad en que yacen.
Con
vivas ansias , consobrada
fé esperan los veterinarios mi¬litares una reforma radicalqueesté en relación con
las necesidades de la época; y en tanto que el sá- bio y recto
Gobierno
que en la actualidadrige los
destinos de la
Nacipn impulsa cual corresponde
ála Veterinaria
militar,
esforcémonos unidos traba¬jando
de consuno parallegar
á dias mas ventu¬rosos.
Poco acostumbrado á escribir para el
público,
pero venciendo miproverbial
timidez,
rompo elsi¬
lencio para rogará
ustedes;
señoresredactores,
queme concedan
algun
sitio, por humildeque sea , en las columnas de suapreciable periódico,
á cuyo fa¬vor les vivirá eternamente agradecido su constante suscritor y atento servidor Q. B. S. M.
Bartolomé Mü.voz.
Valencia del Cid l-l de octubre de 1853.
Nuestros lectores acaban de ver en el Remitido que antecede unas breves indicaciones que
pintan
en
algun
modo la ti'iste situación de losveterinarios militares.Siempre
condolidos nosotros de tan afa¬nosa
situación,
hubiéramos yalevantado
nuestra débil voz al Gobierno de S.M,
en demandadeunaprotección merecida ; pero nosha contenido en el silencio el recuerdo de que en otra ocasión parece fué debida á una
imprudencia periodística
la para¬lización de un proyecto
ventajoso
sobrearreglo
de laVeterinariamilitar,
y temimos con razón ennues¬tra insuficiencia y escasez de
valimiento, dar
már- gen á la menor desavenencia entre las autoridades ylos
veterinarios delejército
, ápe'sar
de nuestra buena fe.Pero una vez que el señor comunicante nos ha
favorecido, eligiendo
para la manifestación de sussentimientos las columnas de ElEco, nos permiti¬
remos unir nuestros esfuerzos á los suyos en soli¬
citud del amparo y consideración de quepor tantos títulos es
digna
la Veterinaria militar.Aterra con efecto la resolución que un veteri¬
nario
adopta
cuando se decide á entrar en elejér¬
cito. Ha cursado cinco años en un
colegio
y, se ha esmerado en sus estudios , porque en él existe unconvencimiento de que su.subsistencia va á
depen¬
der esencialmente de su
aptitud. (Los sinsabores
que esperimenta un veterinario durante su carrera
solo pueden ser comprendidos por los que conocen la escasez de recursos de los alumnosen
general,
y la multitud de materias que en tan pocotiempo
necesitan
cursar). Termina
su vidaescolar,
y yaprofesor
¡cuantas veces alaspirar
á suingreso
en lamilicia no sevéimpulsado
porlainsoportable
po¬sición de que goza en la
práctica
civillResuélvese,
en fin; y
despues
de conquistar la vacante, si leha sidoposible,
en unaoposición, lleno
de ilusionesó
desesperadamente obligado
, desdeaquel
momen-"to, renunciando á la
apacible
vidadoméstica,
á laamistad,
al parentesco,á ladulce fruición de esosgoces familiaresy
pacíficos
que forman el encanto deuna vida dedescanso,
pasa alejército; donde
no encuentra la consideración que se merece,
ni
siquiera la recompensa pecuniaria debidaá su ca¬tegoría
comoprofesor
de una ciencia interesante.Verdad es que ya puede atender á las
primeras
necesidades de suvida;
pero ¿es esto todo lo quedebiera prometerse?
Seguramente
que el veterina¬rio
militar,
atendidos sus antecedentes ylos
servi¬cios
importantes
quepresta, no merecehallarse re¬ducido á una de estas condiciones ó
abjurar
desus
derechos,
comohombre,
viviendo eternamenteen un estado que le priva de las mas tiernas afec¬
ciones;
óresignarse
por el contrario á ver destro¬zado su corazón por el espectáculo de sus
hijos
yuna esposa quelo reducido de su haber ha sumido
en la miseria.
Y como si no fueran suficientes los padecimien¬
tos quele
agovian,
todavía se le coarta hasta el estremo laposibilidad deadquirirse legalmente
al¬gunos recursos mas. La real órden de 13 de
junio
del presenteaño, cuyos
efectos
lamenta el señor 1). BartoloméMuñoz,
ha sido para losprofesores
á que nos referimosunadisposición
que agrava en gran manera susituacióndeplorable.—Héla
aquí:«La Reina (q. D. g.) se ha enterado de la instancia promovida por el Comandante graduado do raballería, D. Vicente Alcaládel(IliiiO,capitán delcuerpo doE. M. del ejército, ensolicitud de queá
los
caballos de los jefesy olíciiiles de dicho cuerpo se les asista gratis en sus en¬fermedades porlos Mariscalesde los cuerpos de caballe¬
ría y los delas brigadas montadas de Artillería. En su
vista,y teniendo presento S. M. cuanto V. E. inj'orma,so
ha dignadoacceder á lainstancia del interesado por con¬
siderarlajusta.—Derealórden, etc.,etc.»
Nosotros acatamos cual corresponde la real ór¬
den
preinserta;
peroballariamos muyjusto
el que alimponer
á los veterinarios militaressemejante obligación,
se les aumentára el sueldo que por el Estadodisfrutan,
ya que tan limitado es.Confiamos,
por tanto, en que el Gobierno de S. M. sedignará
parar su consideración en la Ve¬terinaria military
aliviar
un dia la suerte detantosprofesores beneméritos y
desgraciados. Empero
los veterinarios delejército
no debenignorar
quelas esposiciones
á S. M. razonadas ycolectivas,
serán muy conducentesà alcanzar el fin que ansian.TERAPEUTICA Y MATERIA MEDICA.
medicacion uterina
Be la sabinay de la ruda.
Entre las sustanciasquevaná obrar directamen¬
te sobre la matriz y
llamadas
por estacausa emeiia- gogas, unas están masespecialmente dotadas
de la virtud de provocar las contracciones de la mem¬brana carnosa del útero, por loquereciben elnom¬
bre de
obstetricales-,
y otrasde la
de escitar lamu¬cosa de esta viscera, y aumentar la secreciónque
se efectúa en su
superficie,
llamadas por estaciiv-
cunstancia uterinas,
facilitando
conambas acciones la espulsiondel
feto y susenvolturas. Entre laspri¬
meras
figura
enprimera
línea el centeno con espo¬lón ó atizonado , cuyas
virtudes
yefectos
son tan incontrovertibles , que le hacen considerar como el único capazde desenvolver
constantemente las con¬tracciones del útero: entre las
segundas la ruda
y la sabinadesempeñan
elprincipal papel. De
estasEL ECO
Únicamente nos ocuparemos en
el
presenteartículo.
La sabina:
jimipcrus sabina L.
;familia de las coniferas J.:
es unarbusto bastante
común enCa¬
taluña,
Aragon
yambas Castillas, del cual
sonofi¬
cinales las
hojas
y ramos, yafrescos,
ya secos.Su
tallo es ramoso y recto;
epidérmis
gris;hojas
muypequeñas, ovales, puntiagudas, opuestas,
muy apre¬tadasunas sobre otras, y como
recargadas; de
co¬lorverde oscuro en el estadofresco, amarillo depa¬
ja
cuando viejas, sobre todo cuando han esperimen
tado la acción de la luz; de
olor aromático
terebin-^táceo ;
sabor
acre y amargo,flores dioicas
, ensá¬
maras;
fruto (baya) pisiforme, de azul
negruzcocuando maduro, que
contiene dos
cuescos pe¬queños.
El análisis encuentra en esta
planta,
como en la mayorpartede las coniferas, principios resinosos
yun aceite
esencial',
quetiene la misma composición química (según Dumas)
quelos de enebro
ytremen¬
tina. El agua y
el alcohol disuelven
susprincipios
activos.
Usada interiormente la sabina, y según
los
espe- rimentos de Orfila, escita,irrita
ybasta inflama
muchasveces violentamente la mucosagastro-intes¬
tinal. A la dúsis de unaó dos dracmas ocasiona la muerte de los perros mas
robustos. Convenientemen¬
te
preparado
estemedicamento,
nolimita
susefec¬
tos á lamucosa
gastro-intestinal, sino
que suparteactiva es absorvida, y
pasando al
torrentecircula¬
torio,
vaádesenvolver
suacción particularmente
so¬bre la mucosadel útero, á la
cual escita, congestio¬
na é irrita á veces con tanta
violencia,
quepuede producir el aborto si la gestación
noestá
muyade¬
lantada. Los médicos
pretenden también
que este medicamentopuede ocasionar
unahemorràgia de
la mucosa; pero nosotros
(dice Delafond) jamás he¬
mos notado esteefecto en las hembras de los ani¬
males domésticos. Lo que sí
hemos tenido lugar de
observar del uso de la sabina, es que esta sustan¬
cia provocauna
secreción
moco-sero,bastante
con¬siderable en la
superficie de la
mucosa, ysuscepti¬
ble de
desprender la placenta adherida á
su es¬pesor.
Si bien
algunos la recomiendan
para promover contraccionesenérgicas de la matriz
capacesde producir la salida del feto;
contodo
nohay
que con- fiar muchoen suacciónparaestos casos, enlos
cua¬les podemos usar con mas
confianza del cornezuelo
delcenteno,
hasta ahora, el específico
porescelencia
como emenagogo
obstetrical. Muchos prácticos
no obstante laemplean
encocimiento
enlos partos la¬
boriosos,
y entreaquéllos Flandrin
yLecoq, lo
re¬comiendan
particularmente. Cuando produce mejo¬
res
efectos,
es en los caso's en quela secundinacion
es lenta ó difícil.
Dada á
grandes dósis la sabina,
es un veneno irritante queinflama
ála
vezel tubo intestinal
yel
útero,
pervirtiendo las funciones del sistema
ner¬vioso.
Si se administra
bajo la forma pulverulenta,
nosolo irrita el aparato
digestivo, sino
que susefectos
sobre la matriz se desarrollan con mucha
lentitud;
yasí
vale
masusarla
encocimiento
óinfusion. Esta
se prepara con
media
ó una onzadel medicamento
y
dos cuartillos de vino aguado,
que sedan
endos
veces,
coumedia
hora deintérvalo,
á la yeguay va¬ca; y para
las hembras
delos
pequeñosanimales
se confeccionacon media óuna dracmaen mediocuar¬tillo de infusion aromática. El aceite eseneial de
sabina,
es unasustancia muyactiva
yenérgica,
quees necesario administrar con precaución: su
dósis
es de media á una dracma, en un cuartillo
de infu¬
sion aromática, para las
hembras de los grandes
animales. Puedeadministrarse también en
pildoras,
bolos y
electuario
; pero suacción
no es tanmani¬
fiesta ni tanpronta.
Otras aplicaciones
tienetodavia,
pero como están
lejos de
nuestropropósito
, nolas
referimos.
La ruda : rula
graveolens, L.; familia de las
ru- táceas deTournefort, modificada
mastarde
por J.: es unaplanta
muy común entre nosotros enlos lugares incultos,
y quesuele cultivarse
enlos jar¬
dines: es oficinal toda la
planta,
y enparticular las
hojas ylas estremidades de los tallos. Estos
son rectos, ramosos, mas ó menos altos(regularmente
dedos ó tres
pies); hojas alternas
ypecioladas; de
un verde mar en el estado
fresco,
amarillentas en estado seco ycuando
sonviejas;
compuestasde ho- jitas ovales, estrechas
y un poco carnosas ;de olor
fuerte,incómodo, nauseabundo
, quealgunos han comparado al de los higos, cuando frescas,
menos manifiesto cuando secas;de sabor
amargo, acre ydesagradable; flores de amarillo verdoso,
encorim-
bo terminal; corola de cinco
pétalos
;fruto (cáp¬
sula) de cuatro ó cinco lóbulos; semillas pardas,
reniformes ó rugosas.
Del análisis
practicado
porSouberain, resultan
en esta
planta ctorofila, albúmina vegetal, estrac-
tivo, goma, tinasustancia azoada, almidón, inulü
na y un
aceite volátil, de
unamarillo claro
, muy fluido y trasparente,de olor análogo al de la ruda,
pero
algo
masagradable, contenido
en unaespecie
de
glandulitas
que sebailan
enla epidermis de la planta, al cual debe
esta suspropiedades medicina¬
les. El agua y
el alcohol disuelven
susprincipios
activos.
Los efectos que en
las hembras de los animales
domésticos
produce,
soná
pocadiferencia los mis¬
mos que
dejamos consignados al tratar de la sabi¬
na: su acción sobre la matriz,
provocando la
se¬creción del fluido sero-mucoso, es
producir el des¬
prendimiento de la placenta, de las paredes del
útero. En virtud de esta circunstancia, se
emplea
mas comunmente en los casos en que
la secundi¬
nacion se retarda ó no se verifica;
evitando de este
modo el tener que estraer
las membranas fetales, operación
á vecesdifícil, repugnante
y confrecuen¬
cia
peligrosa (1). En las hembras
cuyaplacenta no
(1) Durantelas vacaelonesdel
cursoescolar de 1850 á
taSf, fué conducida a la Escuela Superior una
burra,
quedespues
de
cuatroó cinco dias de baher parido, no
habia aunenpulsado las secundinas. Acabábamos
de
es¬tudiar la eiriijia, ycinco ó seis de mis compañeros,
lle-
yados del afan
de'poner
enpráctica los preceptos teóri¬
cos que
acababan de adquirir, intentaron bien
quein¬
fructuosamentela estraccion. Lasmembranas fetalesesta¬
ban putrefectas, yesta
circunstancia motivó la aparición
depústulasgangrenosas en
los brazos, antebrazos
ymanos
(lecuantospara la operación
la introdujeron
enel útero:
sin que la
acción del bipo clorito de cal,
conque algu¬
nosse lavaron, pudiese eludir
los efectos sépticos de las
primeras.
ofrece adherencias muy
íntimas
yprofundas
conlas
paredes del útero^, tales quela
yegua,la
perra yla
marrana, no son tan indispensables la ruda y
la
sabina como en la vaca y en
la oveja,
cuyaplacen^
tase difunde y
adhiere fuertemente
áloS
numeroN sos cotiledones de lamatriz. Por lo común, se em¬plean
estos dos medicamentos como para preparar el útero ála acción del centeno con cornezuelo: losprimeros
para promovereldesprendimiento
de lassecundinas,
pormedio
dela
secreción sero-mucosa que se produceentre laplacenta
ylas paredes
ute¬rinas, y el
segundo
paraproducir
suespulsion Al
efecto, durante dos ó tres días se administra la ru-¡da ó la sabina, y
mejor
aunasociadas,
yal
cuarto,con una ó dos dósis del cornezuelo, rara vez mas, las contracciones de la matriz determinan la salida de la
placenta
en láminas mas ó menosgrandes,
óen
fragmentos.
De este modo nohay
que temer, particularmente en la vacay laoveja,
quelas con¬tracciones
enérgicas
yviolentas
á veces que el cen¬teno produce,
originen
lainvaginación
óinversion
dela matriz, cuya
reducción
nopuede
verificarsesino con
grandes dificultades,
La ruda debe
emplearse,
si esposible
,fresca;
machacandosus
hojasjy tallos
para estraer unjugo
muy
oloroso,
que es el queseadministra:
su dó¬sis es de una á dosonzasparalas hembras
grandes,
y de mediaá unadracmapara las pequeñas. Puede
prepararse también eninfusionacuosa ó en
líquidos alcohólicos,
parabrevajes
ylavativas. En brevaje
irrita el tubo
digestivo,
si la dósis esconsiderable,
produciendo unaoscitación general, quesiempre
va á concentrarse en el útero. La infusion acuosa seprepara con tres onzas de rftda por nuevecuartillos de agua, y la alcohólica con la misma cantidad de medicamentoy
dos
cuartillos deaguardiente, dando
una y otra en tres veces, con doshoras de intérva-
lo,
á las hembrasgrandes. El
aceiíeesencial,
sien-'-domas
enérgico,
seusará á la dósis demedia áuna dracma en un cuartillo deinfusion de artemisa.La rada ha sido
aconsejada
también como vermí¬fugo
yanticipasmódico,
perohasta
ahora no tieneotros usos que
los
yadichos.
(Se concluirá.)
PATOLOGIA
Y TERAPEUTICA.CLINICA.
(Conclusion.)
Observación. El 25 dejunio de 1854 fui llamado
en consulta para uncaballo entero, destinadoal tiro pesa¬
do, quemi jóvea comprofesor C , ración salido de la escuela deAlfort, suponíaatacado de una lujación de 1^
articulación coxo-femoral.A primeravista conocí que se trataba de la claudicación anteriormentedescrita, lo que hicepresenteal colegaquereclamaba mi presencia; pero en unprincipio noté en élunagranincredulidad: preocu¬
pado de la estrañarelajación delgruesocordon tendinoso delcorvejón, nopodiaadmitirqueel fenómeno fuese de¬
pendiente deotras causas, que del resbalamiento de la
cabezadel fémur haciafuera yatrás do la cavidad coti- loidea, de donderesultaba,según él, unafle.xionmasgran"
de y permanente del muslo sobrela pierna, la cual debía darálos estensorcsdel tarso y metatarsouna longitud comparativamente escesiva. Nomefuédifícil probarleque-
su hipótesiseracompletamente errónea; pero como yo>
ignoraba todavíaentoncescual fuesela lesionprecisa que dabaorigená estos síntomas,eludí la discusión teóricae»
la quequería introducirmeM. C ,declarándole que ej malnu meeraconocido masquepor resultados prácticos
yesencialmente empíricos, y quelaesperienciamebabia demostrado, queel reposo suücienteraenteprolongado,al¬
canzaba porsí solo, y sintiatamiento, una curación po¬
sitiva.
«El caballorecibió sobre el miembroenfermo fomenta¬
ciones de infusion de tanaceto, despues lociones de heces de vino caliente. Volví á verle el 15 de julio, y encontré
unamejoríanotable: secontinuaron estos cuidados hasta el30, épocaen quele juzgamos enestado de vo'ver á su acostumbrado servicio.
-2." Observación. (Setiembre de 1837). Un hermosoca¬
ballomeklemburgués, de edad de seisanos, sehabía re¬
sistido conunaenergía estremadaen elpotro, mientras le herraban elpié derecho. Inmediatamente después se de¬
clararonlos síntomas que sonpropios de larotura del pe- roneo-calcanóideo, distinguiéndose además que el corve¬
jón,naturalmenterecto y estrecho, habla sido violentado
en su estensioii. formando enlaparteanterior una protu^
beranciatan fuerte comoen laposterior.
■Despues decuarenta dias de reposo, la claudicación había cesado por completo; pero la estension del corvejón permanecía la misma: entonces aconsejé la cauterización actual, quefuépuestaen uso, produciendo una mejora considerable, sin hacerdesaparecerenteramente la defec¬
tuosidad: seis mesesdespués, aplicadonuevamente el fue_
go, quedó la articulación en este últimoestado.
'ó." yúltima observación. M. B.,propietario de Baí-"
lleuil, tuvo uiio desus caballos de coche,queen 1832su¬
frió el accidente que nos ocupa: despues de diez dias de
un tratamiento, queparecía infructuoso, iba á seguirej consejo dadopor su facultativo, estoes, á sacrificarle por
causade pretendida fractura,cuando quiso consultar mj opinion. Esta fué, queel mal era poco grave, ylos medios
deasegurarla curación muy sencilla: estaseobtuvo den¬
tro del plazotantas vecesseilalado,
'Conchisiones.—Enresumen, de todo lo queprecede,.
se deduce:
>1.° Que el hacecillo muscular accesorio al aparato- motor, compuesto délos mellizos ydel perforado, es pa¬
trimonioesclusivodelasespecies cuya estación habitual
es estardepié, ó bien deaquellascuyosmiembros abdo¬
minales debenparallenar las funcionesquelesestancon¬
fiadas, gozar deunapotencia do contracción muy consi¬
derable; tales sonelhombrey el caballo.
«2. ° Que este pequeñoórganono es, como general¬
mentesesupone, un estensordel metatarso, sino qne s-u
usoconsiste endestorcer y facilitar el resbalamientode los tendones sobre si mismos, cuando la doble cuerda.
tendinosa delcorvejón sehallaestendidaporla flexion; y
ensuplir además la relajación resultante de los cordones reunidos con unmismoobjeto (designadosbajoel nombre de tendon deAquiles enla especie humana), cuando las articulaciones femoro-libialy tibio-metalarsiana se
ílejea
desigualmente, atrayéndolas hácia el tibiay haciéndolasDE LA VETERINARIA.
describiruna curvamas ómenos considerable, hasta res¬
tablecersutension.
'5.° Que la rotura de esta producción muscular es
un casopatolo'gicomuyconocido bajo el nombro de lati¬
gazo enlosanales de la cirujia humana, y de laquelos antiguos hipiatras han descrito los síntomas bajo las deno¬
minacionesde nervioestendido, nervio desfilachado, es¬
fuerzo del corvejón,perosin referirlosala lesion realque losproducia.
'i. ° yúltimo. Queeste accidente, queá primera vista
semanifiestaconapariencias demucha gravedad, secura
no obstanteespontáneamentesin exigirotros cuidadosque
unprolongado reposo ylas precaucionesque unainacción completa y no habitual rerlama.-
Aquí
da fin el trabajo de
Mr.Loisset,
cuyaesposicion
eomo hemos ya manifestado, nollevaotro objeto queel de
facilitar los conocimientos necesarios para diagnosticar
con certezala esenciay sitio de la enfermedad en cues¬
tión, á fin depoder hacer unbuenpronóstico; pues de lo
contrario nadamas fácil que atribuir esteaccidente, cuan,
do sevó porprimera vez, á unafractura de los radios de
laestreinidad ó á la lujacióndesussuperficies articulares,
comoles sucedió á M. C y al facultativo de la casa del propietario de Bailleuil, ó incurrir, mandando sacrificar
alanimal, en un errorde trasccudencia perjudicial á los
dueños deestos, ylabrarse undescrédito, si porapego á
sus intereses ó voluntad á los animales, so niegan sus dueños al sacrificio, y llegan aquellos,como es muy na¬
tural, ácurarporsí mismos. Estas solas consideraciones
creemosbastarán á disculparnosde tantaprolijidad,como
seha usado almanifestarlas.
Paracompletareste trabajo réstanostan solo hacer pre¬
sente, que en elmomento en queescribimos estas líneas,
el mulo quelas ha motivado, está trabajandoya enla mis-
. ma carreraqueantes hiciera, sin dar señal alguna delac¬
cidente. Esteresultado se ha obtenido en treinta y dos dias, puesdesde2" de mayo selepusoásuacostumbrado trabajo.
Junio 1.° de1853.
Miguel Viñas y Mahtí.
Observaciones sobre una
enfermedad pruri- ginosa cutánea
ysobre la curación del exón- falo
porel ácido nítrico.
M.
Daprey, veterinario
enBourbonne-les-Bains (Francia), ha dirigido á la Sociedad Imperial
y centratde Veterinaria un notabletrabajo,
en que, entre otras cosas, se ocupade
unaenfermedad
cu¬tánea observada por
él
enel ganado
vacuno , yde
la curación del exónfalo por
el ácido
nítrico. Hé aquílas
ideas masimportantes
queemite
acercadeuno y otro
obgeto.
Bnavacadedosañosymedio y raza suiza, que es¬
taba encalorhacia tresmesesy á la cual era necesario hacer cubrir cada ochodias, presentaba en las inmedia¬
ciones de lavulva y sobre los muslosynalgas unas cos¬
trasparduzcas deunas doslíneas de diámetro y una de
espesor,aisladas ó aglomeradasy rugosas. Lapiel estaba
inllamada y arrugada al rededor de la vulva,adherenle á
los tejidos subyacentesydepilada entodala parte enfer¬
ma: examinadaconatención. seobservaba en los inter¬
valos de las costras unamultitud depequeñas elevaciones
cutáneas cónicas, de una media línea do elevacióny otro
tanto de diámetro en su base, quetenian uncolor de
rosa mas ómennsvivo, según queliabian ó no sido fro¬
tadas. Arrancándolas con la uña, seconvertían enci-stras idénticas álas descritas, por la desecación en susuperfi¬
cie de unacorta cantidad de sangre oscura á que daban salida.
Guando estas costras sedesprcndian, estaban depilados
los puntos correspondientes, dejando siempre en élca¬
vidadesdel diámeiro de un granode mijo, poco profun¬
das yglenoidáles, que contenian un poco depus homo¬
géneo parecidoála clarade huevo
La erupción, circunscritaal principio á los labios de
la vulva yá la cara interna de
los
muslos, se estendió despues á los ijares, dorso,vientre,
pecho, espaldas y cuello, con un prurito tan estraordinario, que ni aun castigando á la vaca se la podia impedir que sefrotara
conencarnizamiento contracuantoscuerpos estaban á su alcance.A fuerza de rascarse, el animal trasformaba en costras todas las citadas elevaciones cutáneas y hacia to¬
mar á supiel elaspectode la elefantiasis.
Larumiase suspendia con frecuencia,ycomo cíconsi¬
guiente, la resestaba triste y estremadamente
flaca
; ha¬bla aceleracióndelpulso yde larespiracióny
crizamiento
del pelo.
Lasaplicaciones cinolièntcs anodinas, el régimen diuré¬
tico ylas bebidas diluycntesylaxantes notuvieron
éxito.
Entonces .M.Daprey determinó lavardos veces al
dia las
partes enfermas con una soluciónlibia de
5Ü0
gramo.s(al¬
gomas de unalibra) do potasa do
América,
por3 litros
(unos 15 cuartillos) deagua. A lossiete ú ocho dias cesó
el prurito, y pocodespues cayeronlas custras y se sua¬
vizó lapiel, sinquedarenella otracosa que algunas pe-- lículas furfuráceas Lavaca quedó entonces
preñada,
cesóen suscalores y parió á los nuevemeses y diez
dias
dohabersufrido el último silto.
M. Daprey observó después la misma erupciónen un buey: empezóporla cabezacon síntomasidénticos á los
descritos, ydesapareció á beneficio dri trat mieiiio usado
en el casoanterior.
M. Bouley al dar cuenta de las observaciones de M.
Daprcv á la Sociedad imperial de Veterinaria, añade des¬
puésl.is siguientes reflexiones:
Estas observaciones de .M. Daprey suministran dos ejemplos muy bien circunstanciados do una enfermedad pruriginosa á que cre.emosperfectamente aplicado
el
nom¬bre deprurigo formicnns, adoptado porelautor, en ra¬
zón de lapresencia de las elevaciones cntáncis(pápulas),
y del pruritointolerable que acompañaba á la erupción.
Exi^te'auntantaconfusion, [or lanaturaleza misma de las cosas, en ladermatologíaveterinaria, que sonmuy importantes observaciones como las de M.Daprey, para suministrar labase deun diagnóstico difereiicial'eutre las
diversas afecciones cutáneasde los ani males domésticos.
En estasobserVticiones haj' sidire todo dos circunstan¬
cias muynotables. La primera, quetienerelaciónconla fisiología, esla influencia de laenfermedad cutáneasobre
la aptitud delavaca á serfecundada. En tanto queesta
ha estado enferma, en vano sa la ha hecho saltar porel
torotodas las semanas ; pero concibió encuantocedió la
enfermedad áun tratamiento conveniente, y parió nueve
meses despuesde la aplicación de este traiamiento. Hayen los anales de la veterinariainglesa unhecho análogoen cierto modo á este: algunas yeguas no han podido con¬
cebir hasta que pormedio de la neurotomía plantar, han
sido suslraidas á la influencia de los doloresescesivpsque sufrían.
Laotiacircunstanciadigna denotarse enestas
obser¬
vaciones esel éxito felizy rápido'obtenido porla aplica¬
ción deuna solución alcalina tan concentrada, que tenia tal vez propiedades algo cáusticas Nopodemos menns
de
invitar á los veterinariosp.ira queempleeneste tratamien¬
to, teniendo sin embargo presente, queá este
grado de
concentración, la solución indicada podríaser peligrosa
en ciertasespeciesy enindividuos determinados.