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CLASIFICACION DE LOS TERRENOS AGRICOLAS.

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CLASIFICACION DE LOS TERRENOS AGRICOLAS.

Señores:

Alvenirporsegundavezáestesitio paradisertar sobre asuntos agríco¬

las, creo innecesario, y para todos enojoso, reiterar las advertencias que

mepareciónO debiaomitir lavezprimera. Tenedlas,pues,porrepetidas,

yasí, haciéndoos gracia del acostumbrado exordio, pasaré desde luego á

ocuparme en el objeto de mi conferencia.

Clasificación de losterrenosagrícolas.—Hé aquí el temasobre el cual voyá hablaros hoy, sin otrapretension que la derecordaros algo de lo

mucho que acerca de cuestióntan compleja han escrito varios autores de obras deagricultura, y que todos sabéis mejorqueyo.

nEn todotiempo, empieza diciendo al tratarde este asunto el ilustre conde de Gasparin, los agricultores han experimentado lanecesidad de

unanomenclaturapara designar las tierras quecultivan, y aquellas que

quieren dar á conocerde palabra ó porescrito. En todas partes se ha

creado á este fin una nomenclatura; pero no ha podidoen cada lugar

estarfundadamás que en el pequeño número de objetos de comparación queallí podían observarse. Asíesque enciertos países se han admitido tierras rojas y blancas; enOtras partes, tierras fuertesy ligeras. La prác¬

ticahahechosusclasificacionespor uncarácter únicoque para ellacom¬

prendía todos los demás caracteres del suelo que consideraba; pero la idea complejaque representaba cada una de estas palabras, nO era la misma algunos kilómetros más allá: aquí las tierras rojas eran también tierrasligeras; en otras partes, tierras fuertes. La utilidad de estas no¬

menclaturas no podia,pues, extenderse más allá delcampode observa¬

ción.»

«Cuandosehaquerido estudiar científicamentelaagricultura,ycompa¬

rarloscultivosy los resultados de dos países lejanos, nohan bastadotan

(i) Conferencia agrícola del domingó 8 de Diciembre de 1878, pro¬

nunciada por el limo. Sr. D. Anselmo Sanchez Tirado, directordela Escuelaespecial de ingenieros de minas.

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154 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE

FOMENTO

superficiales noticias. Las descripcionesy

los

preceptos

llegaban á serva¬

geséinexplicables, sinunlenguajeque

tradujera las percepciones de los

sentidosyqueprodujeraentodoslosojos las

mismas imágenes; sin él,

cadauno seencuentra reducido á su experiencia individual, ylos

Ar¬

thurYoung,los Schwerz, losBurger,los Lullin de

Chateauvieux

no nos

trasmiten,sino incompletamente, el resultado desus

investigaciones.»

tEnmedio delmovimiento científico moderno,que se ha

extendido á

laagricultura, eraimposibleque

la necesidad

no

produjera alguna cosa

parecida áloquehapasadoen

todas las ciencias naturales,

y

que aquel

lenguajenoseformaraespontáneamente: pero

el trabajo individual se ha

hecho sentirdemasiado en la nomenclatura adoptada. Por no

haberse

entendidoyno haberfijado con buenas

definiciones el valor de las pala¬

bras,están léjos deatribuir todos los

escritores el mismo sentido á los

mismostérminos. Hay querehacerla clasificación entera,y es

preciso

paradlo no perder de vista

las propiedades agrícolas de las tierras, ni

dejarsedominarpornociones

científicas de

otro

órden.»

Desderlaépocaen que así se

expresaba el sábio conde de Gasparin,

hastala fecha, pocacosa creoyoquese ha

adelantado

en

la resolución

del árduoproblema de hacer una buena

clasificación de los terrenos

agrícolas; y la

dificultad del

caso

está incontestablemente demostrada

porel hechodeno haber

conseguido llegar á

una

solución satisfactoria

ninguno de losmuchos

hombres eminentes

que se

han propuesto reali¬

zarlo. A ello contribuye muyprincipalmente la

diversidad de

aspectos,

bajo loscuálesse

considera

porunos y por

otros la parte esencial del

problema yla

preponderancia

que

cada

uno, según

sus aficiones y es¬

tudiosespeciales, quieredar áunas

ó á

otras

de las propiedades y condi¬

cionesdelos terrenos. Lomás importante paraunos es

la composición

mineralógica delastierras;paraotros, sus

propiedades físicas; éste recur¬

redepreferenciaá lasrelaciones

geológicas; aquél á la análisis química,

yalgunosseatienencasi

exclusivamente á la experiencia que suministran

losresultados delcultivo de ciertas especiesde plantas.

Laverdadesqueningunade las

indicaciones

que

puedan obtenerse por

estosdiferentes medios, bastapor sísolapara

definir agrológicamente

un

terreno, yque paraelcasohayque

tenerlas

en

cuenta todas ellas y al¬

gunas mástodavía; la

demostración de esta verdades lo que principal¬

mente mepropongo enla

conferencia de hoy.

Peroantetodo, espreciso dejar

consignado clara

y

terminantemente,

sinincertidumbre de ningúngénero, cuálesel

objeto

que se

quiere cla¬

sificar,yá qué finó bajo qué aspecto

quiere hacerse esta clasificación.

Porterrenoagrícolaó tierravegetal

debe entenderse, bajo el punto de

vistamásgeneral, comodice muy

fundadamente Nérée Boubée en su ex¬

celente Cursode geologiaagrícola,

todo yacimiento

enque

una ó otra

planta puedanacer, crecer y

fructificar; comprendiendo bajo el nombre

de yacimientoun conjunto

de condiciones determinado rigurosamente y

detal suerte, que todocambio, toda

modificación de

una

cualquiera de

(3)

CLASIFICACION DE LOS TERRENOS AGRÍCOLAS 155

estascondiciones, constituya otroyacimiento, esdecir, otratierra nece¬

sariamente diferenteLo que esencialmentede layprimera.en último término interesaaquí lo que sequiereal agricultor,clasificar.es saber la utilidad, el productolíquido quepuede reportarlela explotación desusfincas por medio del cultivo deuna ó de otra especie de plantas.

Una buena clasificaciónde los terrenos

agrícolas debe, pues,estaren re¬

lacióncon el precio en venta de cada terreno ytener por base la apre¬

ciación de todaslas condiciones que puedan influir enla calidad y can¬

tidad de los productosy de todas las circunstancias á que resulte subor¬

dinado el importe total de los gastos. Grado de fertilidad de las tierras para cada especie de plantas; dispendios del cultivo para cada unade ellas; hé aquí losdos términos delproblema paralos fines de la clasifica¬

ción de que se trata.

Veamos ahora cuálesson las condicionesque puedeninfluir en uno y en otro deestos dos términos. Teniendoencuentaloqueacercade la vida délasplantascultivadas enseña farSsiolpgiavegetal,todoslos agronómos consideranen primer lugar elsueloarable, <S suelo activocomole llama Mr. Gasparin,que es lo quepropiamente hablando debe reputarse como sueloen agricultura, y que no es otra cosa quela capasuperficial del terreno, más ó ménosmovediza,enlacualse Operanlas labores ydemás trabajos del cultivoytodos los fenómenos referentesálavegetación de di¬

chasplantas, y cuyo espesornuncapasa de40á5ocentímetros. Estacapa, ósueloagrícola propiamente dicho, está siempre compuesta de restos ó destrozos de las rocas que constituyeran anteriormente otras capas ó

masas de terreno; restosó destrozosque sondebidos á la descomposición

más óménos completa, operadaenestas rocaspor diversasy combinadas acciones geológicas y meteorológicas, y que hanpodido ó no ser tras¬

portados á mayores ó menoresdistancias de los sitiosen que primitiva¬

menteexistieron.

Las leyes de laagricultura, tan admirablemente expuestas por el in¬

mortal Baron de Liebig, hacen conocer loselementos queel suelo debe contener,y elestado enque debe contenerlos, para lanutrición de cada especie de plantas; y con el auxilió de estas leyes pueden ser con seguri¬

dad conocidasSabemos quelasunacondiciones deplantanopuedefertilidadllegarde losásu completoterrenosdesarrolloagrícolas. y á darelfruto quede ellase desea obtener, si elsuelo enque se quiere cul¬

tivarno contiene en cantidad suficiente,yenestado deasimilación ó de disolución enel agua, todos los principios fijosque constituyen sus ce¬

nizas.

Sabemosque elcultivo continuado de una planta vapoco ápoco arre¬

batandoalsueloestosprincipiosfijos, los cuáles, si noson oportunamen¬

terepuestospor medios naturales óartificiales, llegarán indefectiblemen¬

teá faltar del suelo, yéste quedaráestérilparael cultivodeaquella plan¬

ta. Sabemos, en fin, que, aunque los vegetales pueden absorber de la atmósfera todossus principios gaseosos ycombustibles, lavegetación es

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156 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

másactiva,y más fértil, por

consiguiente, el suelo, cuando éste puede

tambiénsuministrar álasplantaslosprincipios

nutritivos

no

contenidos

enlas cenizas de lasmismas.

Lafertilidad deunterreno en una época

cualquiera depende,

pues,

esencialmentede sucomposiciónquímicaydel

estado

enque en

él

se

en¬

cuentrenlosprincipiosconstitutivos de

las plantas. Su fertilidad perm.a-

nenteserá unafunción de la mayoró menor

facilidad

con que

el suelo

puedareponerlos

principios nutritivos de

que

el cultivo le vaya privan¬

do;ylauna y laotra

dependen todavía de condiciones de otro órden,

que sonnecesariaspara que

las plantas puedan absorber y asimilarse los

principiosnutritivos

contenidos

en

el suelo.

Maslaapreciación de lascondiciones

químicas del suelo para los fines

del cultivoagrícola, por razóndelas

pequeñísimas proporciones en que

en él entrancasi siempre losprincipios

nutritivos de las plantas,

no

está

al alcancesino de un relativamente muy corto

número de

personas.

En

laprácticaestaapreciación

podrá hacerse, de

una

manera más ó ménos

incompletaysolamente hastacierto punto, por

los resultados que se ob¬

tengan delcultivo devarias

especies de plantas; pues es evidente que el

suelocontendrá enestado deasimilación todoslos

principios constituti¬

vos fijos delas queprosperen, yque

carecerá de alguno ó de algunos de

las que nofructifiquen,ó nolos

contendrá

en

estado de asimilación, si

concurren lascondiciones físicasy climatológicas

necesarias á la vegeta¬

ción de estas plantas.

Las condicionesgeológicas del suelo, es

decir,

sus

relaciones con las

rocassobre que yace ycon losterrenos

más ó ménos próximamente cir¬

cunstantes, influyen también de un

modo

muy

notable,

no

sólo en su

grado defertilidad,

accidental ó

permanente,

sino hasta en los gastos del

cultivo. La apreciación deestascondiciones

exige

en

primer lugar un es¬

tudio prévio delsubsueloagrícola, que

puede

ser

de la misma ó de dife¬

rente constitucióngeognósticaque el suelo,

debiendo comprender lo que

Mr. Gasparindesignaconlos nombres

de suelo inerte

y

subsuelo, y que

abrazatodo elterreno que vieneinmediatamente

debajo del verdadero

sueloagrícolayse extiendeen

profundidad hasta la primera capa imper¬

meable,dondepuede decirseque

termina la influencia de la parte sólida

del globo enlavegetación de las

plantas cultivadas.

El subsuelo,sea de la misma ó de

diferente naturaleza petrográfica

queel suelo, podrátener más

ó ménos

espesor y

mayor ó menor aptitud

para darpaso, absorber, retener y

suministrar al segundo la humedad

necesaria á la vegetación decada especie de

plantas;

y es

innegable que

estas condiciones del subsuelohan deejerceruna

considerable influencia

enlafertilidaddel suelo.

Enelsubsueloyen losterrenos circunstantes,sean

ó

no

de la misma

constitucióngeognóstica queelsuelo,

puede

encontrar

el agricultor un

abundantedepósitode abónospara sus

tierras, si logra asegurarse de que

uno ú otrodeaquélloscontienen

sustancias minerales

que sean

suscepti-

(5)

CLASIFICACION T)E LOS TERRENOS AGRÍCOLAS l5^

bles de ser trasformadas por acciones metereológicas en los principios nutritivosquelas plantascultivadassustraenalsuelo,cuyafertilidadpue¬

de mantener con el empleo detansencillo medio deabono,que en mu¬

choscasospodrásermáseconómico quecualquiera'otro.

Las circunstancias hidrográficasdelterreno, esdecir, el régimeny can¬

tidad de las aguas que corran óyazcan sobre la primera capaimpermea¬

ble, podrán influir, no solo en la fertilidad del suelo, sino hasta en los gastòs delcultivo, cuando por la escasez de dichas aguas sea necesario proporcionarlasrecurrir al drenage 6artificialmente,saneamientoódelcuandoterreno.su excesiva abundancia exija El régimen de lasaguassuperficialesinfluye, comotodossaben, deuna maneramuchasveces decisiva enla producción agrícola. Enigualdad de todas las demás condiciones, un terreno expuesto á inundaciones pe¬

riódicas y á recibirpor ellas riegonatural y el fertilizante limo quecasi siempre depositan,halleprivado detalesserábeneficios;engeneral másy todavíaproductivola importanciaque aqueldeotro que seéstos que¬

darádependiente de la naturaleza de los materiales arrastrados porla inundación, ó, lo queeslo mismo, de laconstituciónpetrográficaymi¬

neralógica delos terrenos quelas aguas corrientesvayan recorriendo. Y áun podrá suceder, en algun caso, que tales inundacionessean, porla naturaleza delos materiales que arrastren y depositen, másperjudiciales

que beneficiosaspara el cultivo agrícola.

El suelo agrícola, como yaheindicado, resulta de la trituracióny des¬

composición lenta de diversas rocas; y como éstas no son más que con¬

glomerados de diversos minerales, es claro que todas las tierras están formadas defragmentos ó elementosmineralógicos quedifieren unos de

otros según lascondicionesgeológicas decada suelo. De aquí la influen¬

cia quelas condiciones mineralógicas de la tierra arableejercen en la agricultura.

Paraapreciar estas condiciones, es precisoexaminar yreconocer, por

unaparte, el cônjuntoyla prOporcion relativade los minerales que en¬

tranenla composición del suelo;porotra,el estadoenquese encuentran estos minerales, es decir, si están en gruesosó enpequeños fragmentos,

si son pulverulentosó arenosos; y, sobre todo, el grado dealteración, de desagregacióny fragilidadde losunos, el de conservación más ó ménos completade losotros, la inalterabilidad ó más bien la lentitud y dificul¬

tadconque parece entranendescomposición,ytodo aquello, enfin, que puedacontribuir á dar idea del número, cantidad y calidadde los ele¬

mentos activos del terreno, esto es, de las sustancias mineralesquein¬

mediatamente ócon más ó ménos lentitudy porel auxilio de reacciones natural ó artificialmente producidas, sean susceptibles de sertrasforma¬

das enprincipios asimilables ó nutritivos de lasplantas que se quieren cultivar.

Entre los minerales de que están compuestas las tierras de labor,así

comolasrocasde cuyatrituración proceden, hay algunos comó el cuar-

TOMO X -

11

(6)

i58 GACETA AGRÍCOLA DELMINISTERIO DE FOMENTO

zo, lamica, el feidspato, el carbonatodecal yel hierro

oxidado,

queson

muy abundantes; al paso que otros, como la

piroxena, el amfibol

y

la

calfosfatada, noentran ordinariamenteenla composición de las

tierras

más que en cortascantidades, sinoes enlos terrenos

volcánicos. A

ex¬

cepción del cuarzo,todos estosminerales se

alteran

y

descomponen más

ómenoslentamente, segúnlasvariedades de cada especie y según que

las diversascondiciones de cadalugar detengan ó faciliten esta descom¬

posición;ysi alguno, como el cuarzo y la cal

carbonatada,

son

de

com¬

posiciónmuy sencilla,otros, porel

contrario,

como

el feldspato, la mica,

la piroxena,yel amftbol, estáncompuestos de

seis, siete

y

áun más ele¬

mentos,constituyendoen diferentes proporciones la

sílice, la alúmina,

la potasa, la cal,la magnesia, el óxido de

hierro,

etc., etc.

Considerando estos hechos, fácilmentesecomprende yse explicaque,

segúnque una tierra estécompuestade mayor

ó

menor

cantidad de tales

ócuales deestos minerales, ysegún queestosminerales,por las diversas

condiciones de localidad, sealterenydescompongan más ó ménos rápi¬

damente, ópermanezcan inalterables,ella detendrá inertes

ó suministra¬

rá á las plantas, conmás ó ménos profusion ó

economía, los elementos

químicos deque éstossecomponen;

de modo

que

tal tierra

que contenga

una cantidad másquesuficiente de potasa, porejemplo, de cal, de

fós¬

foro, de magnesia,etc.,puededejar que

falten más ó ménos completa¬

mente en la cosechaestos elementos necesarios ásu perfecto desarrollo;

mientrasque en otratierra, donde haya

mucha

menor

cantidad de

estos

elementos mineralógicos, las plantas podrán prosperarmucho mejor, si

losminerales que contienendichos elementosse hallan de

tal modo al¬

teradosy en tal estadodedescomposición que no

pueden retenerlos

por

mástiempo, nisustraerlos á las diversas

disoluciones

y

reacciones

que se

operan en elsuelo yá los medios de

absorción de

que se

hallan provistas

lasraíces de lasplantas.

No es, pues, á reconocerlatotalidad de los

elementos mineralógicos ó

químicos del sueloáloque hay que

dar más importancia, sino á distin¬

guir cuáles de estos elementos

pueden contribuir al desarrollo de las

plantas,y cuáles están condenados á permanecer

inertes,

y

deben,

por

tanto, considerarse como no existentes por el momento,

áun cuando á

suvez estén destinados á jugar más tardeun papelactivo y fecundante.

Y de todoesto resulta quelaanálisis mineralógicade las tierrastiene,

bajo elpunto devista dela cuestiónenque me ocupo,tanta

importancia,

porlo ménos, comosu análisis

química.

Para no molestarosmás,yporque bastaámipropósito conloque lle¬

vodicho, omitiré hablar de lainfluenciaque enla

vegetación,

yporcon¬

siguiente enel valor delas tierras,

ejercen las condiciones metereológi-

cas ordinariasdecada lugar,las de clima,las de exposición éinclinación

delosterrenos,etc., etc.,y meconcretaj-é á haceros

observar algunos de

losdefectos de más bulto de queadolecenvariosdelos sistemas de

clasi¬

ficaciónpropuestos yadoptados pordiferentes autores.

(7)

CLASIFICACION DE LOS TERRENOS AGRÍCOLAS iSg

Los sistemasque más boga han alcanzado son losque se fundanen la

composición mineralógica, ó petrográfica, mejor dicho, de losterrenos.

Parten del supuesto de quela buenatierra arable es una mezcla, en pro¬

porciones variables, de arena, arcilla ycaliza, con una mayor ó menor cantidad de humus ó mantillo, y que segúnpredomineuna ú otradees¬

tassustancias, resultan tierras defertilidad ydevalor diferente; yde aquí las divisiones ysubdivisiones de las tierras ensilíceas, arcillosas ycalcá¬

reas, haeiendo con estas tres palabras todas las coordinaciones posibles

para tenertierras

silíceo-arcillo-calcáreas, silíceo-calizo-arcillosas,

calizo- silíceo-arcillosas, etc., etc.

Parajuzgardel valorde estas clasificaciones,convienehacernotarque laarena,la arcilla ylacaliza, que se encuentran enlos diferentes terre¬

nos,pueden variar,y varían mucho, enefecto, en su composición. Es verdad quela arena, sobretodo en las tierrasantiguas,essílicecasi pura;

pero nosucede siemprelo mismo en las tierrasaluviales, en laspalúdi¬

casnaturalezayenlasylitorales,composiciónen quemuyla arenavariables.sueleLa arcillaestar formada deesordinariamentegranos de

unaasociación de alúmina y desílice con unapequeñayvariable can¬

tidad de magnesia, de óxido de hierro y de agua, conteniendoalgunas

veces

gran cantidad de sílice reducida á polvoténue, que participa delas propiedadesfísicas de la arcilla.De aquí resultaqueesmuydifícilencon¬

trardos arcillas que tengan absolutamente la misma

composición, y qne, por consiguiente,no debeconsiderarse la arcilla, ysobre todo la materia arcillosade las tierras arables, másque comoun

conjunto, siempre muy

variable, de mineralesque se encuentran reducidos química ómecáni¬

camente á un

estado molecular más ó ménos avanzado, en el sentidode formaruntodode estructura

y composiciónhomogénea.

Una cosa por elestilo puededecirse con respectoálacaliza, que rara vez esuncarbonato de cal puro, sinomás bien una mezcla de varioscar-

bonatos y de diferentessales de base de cal y de magnesiay quefrecuen¬

tementecontienealguna pequeña cantidad de fosfato decaí. Por manera quecon decirque en tal tierrahay tanta cantidad de arena, tanta de ar¬

cillay cuanta de caliza, nadase dice que pueda dar idea exacta de la

composición mineralógica de la tal tierra, si no se detallade qué mine¬

ralesse componenesa arena,esaarcilla y esa caliza,y enqué proporcio¬

nes entraLacomposicióncadaunodedeunaaquéllostierraenpuede,cada unapues,de éstas.ser muy compleja yvaria¬

ble, áun cuando aparezcano entrar enella más quearena,arcillaycaliza

enbaseproporciones conocidas;sefunde hade dejarmuchoy claroqueestádesear.que la clasificación que en tal Noson ménosdefectuosas las que solo sefundan en las propiedades físicasde las tierras,las que tienen por base la aptituddeéstas para cier¬

tasclases decultivos ylas mixtas en que ha querido combinarselain¬

fluencia de algunade estascondiciones con lade algunaotrade las mis¬

mas, dandopor resultadoclasificaciones más complicadas y muy distan-

(8)

16o GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE

FOMENTO

tesde sercompletas. Pero, para no

abusar

por

más tiempo de vuestra

benevolencia,voyáconcluircon una

observación que abrigo la preten¬

sion de quedemuestra,

de

un

modo inconcuso, que aún está por hacer

una buenaclasificación delosterrenos

agrícolas.

El valorylaaptitud parala

producción agrícola de un terreno depen¬

de, como yahe

dicho, de condiciones mineralógicas, físicas, geológicas,

químicas,

hidrológicas, metereológicas, climatológicas, topográficas, et¬

cétera,asícomo de las mayores

ó menores facilidades para trasportes,

paraprocurarse

abonos naturales ó artificiales, para los trabajos á labor,

etcétera; yesevidenteque

dos tierras en que concurran en el mismo

grado todasestas

condiciones, ménos una cualquiera de ellas, no son ni

pueden considerarse como

dos tierras de igual valor. Todas esas condi¬

ciones deben,pues, entrar

èn la clasificación con una representación en

armoníadel gradode

influencia

que

cada una de ellas ejerza en la pro¬

ducción.

¿Lacosa es

difícil? Para mí, que soy lego en la materia, la imagino im¬

posible; peropara

los hombres de la ciencia agrícola debe ser hacedera.

Perdonadsioshemolestado

demasiado

para no

deciros nada nuevó

ni bueno; pero tenedencuenta que no

es culpa mía el no saber más de

una materiaque no he

estudiado ni tenido obligación de estudiar.

(9)

HIGIENE DE LAS AVES.

ON las aves, séres organizados, de una gran actividad

vital, y dignos de que fije en ellos suconsideración toda persona estudiosa, por los grandes recursos conque, en¬

tre otras, las domésticas brindan al hombre.

Muchos son los extremos que la higiene de las aves compren¬

de; pero entrelos más principales hay uno, la localidad ó sitio que han de ocupar, extremo que debe llamar la atención de los

agricultores, puessi bien las aves todas, inclusas las que viven

cerca del hombre ó domésticas, necesitan espacio, luz y aire abundantes, sucede muchas veces, que lasexigencias de marcadas

explotaciones, exigen desde luego la construcción de artefactos

especiales, que sirven mucho para realizar las ideas del labrador

industrial, que se dedica á la cria y cebo de determinadas aves, ó

á excogitar medios de custodiar algunas en momentos dados.

Los palomares, los gallineros y los corrales con cobertizos y sitios de abrigo, convienen á las palomas, á las gallinas, pavos y gansos, durante una parte del dia, esto es, durante la noche;

pero ocurre muchas veces, que el labrador no se dedica en gran

escala, porque no cuenta con el suficiente capital, á la cria de

aves caseras; sucede otras, que por necesidadesdel momento, co¬

mo la incubación de algunas parejas de palomas, la de aislar algun gallo demasiado arisco y batallador, ó la de cebar algun

ganso, utiliza esas habitaciones ambulantes conocidas con el nombre de jaulas, las cuales deberán serapropiadas á lasdimen¬

siones de las aves que cobijen, y satisfacer las indicaciones que dichos séres reclamen.

Las jaulas pueden estar aisladas ó formar varias unidas con las

(10)

102 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

debidas separaciones,

verdaderas estancias, si así podemos decir¬

lo, y comprender

localidades

para

diversos individuos, ya aisla¬

dos los de cadasección, ya capaces para

parejas.

Es económica y no exige tantos

cuidados, la cria de las

aves

en libertad, como sucede con la

de los

gansos,

la de las gallinas

en grandes corrales

ó

en campos

próximos á la vivienda del la¬

brador, y la de las palomas en vastos y

bien acondicionados

Fig. ig.—Jaulas combinadas.

(11)

HIGIENE DE LAS AVES l63

palomares; pero cuando se pretende obtener castas ó variedades,

ytambién someter á especialaislamiento á algunas, porlas causas anteriormente mencionadas, se utilizan las jaulas.

El adjunto grabado es una muestra de jaulas combinadas, en las que, de más á ménos capacidad, á partir de las inferiores, se

observa la comodidad con que en pequeño espacio se puede guardar, siempre por poco tiempo, á las avesde corral.

En él figuran aves de varios órdenes, como son palmípedas, gallinas y palomas, con el espacio y la capacidad precisas, para habitar temporalmente, según las indicaciones que él agricultor

se proponga llenar, al emprender la cria de animales útiles por varios conceptos, y cuyos productos son de universal consumo y convienen á numerosas aplicaciones.

El dibujo indica el espacio que cada una ha de tener, su co¬

municación con el ambiente externo, ylas seguridadescon que en cada departamento se puede mantener á lasrespectivas aves.

Las jaulas deben serámplias. Capaces, deben estar bien venti¬

ladas, construidas de madera seca, resistente y colocadas con ex¬

posición al mediodía: el enrejado de las mismas será sólido y no muy espeso, y en el suelo deberá haber arena, un comedero y un

bebedero, con más, el nido en que el ave pueda criar.

Ocioso parece añadir, que la limpieza habrá de ser esmerada,

que deberán renovarse el agua y el alimento diariamente, así

como la arena ó paja del suelo de cada jaula, colocándose un travesaño de madera, en la que ocupen las palomas.

De todos modos, no conviene abusar del sistema de enjaular,

haciendo uso de él, exclusivamente en los casos urgentes y de

momento que las circunstancias exijan, y los provechosdel labra¬

dor determinen y nada más.

(12)

bibliografía.

N distinguido escritor y catedrático de Física del insti¬

tuto de Palència ha publicado en el Ateneo Palentino

atinadas y discretas observaciones sobre el Atlas de Agricultura de nuestro amigo D. Antonio Botija y Fa¬

jardo, de cuya obra ya hemos dado cuenta oportunamente. El

escrito del Sr. Becerro está dirigido á los agricultores estudiosos

y dice del modo siguiente:

«Es una verdad, por todos nuestros convecinos reconocida,

que el deseo de adquirir conocimientos en el arte agrícola por los

que prácticamente se dedican á él, va creciendo de dia en dia, y que ya no hay entre los labradores jóvenes uno solo que no ten¬

ga á honor y gala el añadir á la enseñanza que de sus padres

recibe sobre el terreno, la que en los librosse adquiere; evidente

y halagüeña señal de progreso, que ha de dar opimos resultados

en Castilla. A fortificar y arraigar esa tendencia, á hacer que los

labradores tomen gusto, no por deber, sino por espíritu de ade¬

lanto, á su honrosa profesión van dirigidos todos los esfuerzos

quelas comarcas agrícolas hacen hoy, procurando establecer de

una vez para siempre la alianza fraternal entre los hombres prác¬

ticos que cultivan y los hombres científicos que en la cátedra, en el gabinete y en el observatorio estudian y enseñan los fenóme¬

nos físicos, químicos y naturales. De la alianza de ambos ele¬

mentosha de nacer la regeneración próspera de la agricultura.

Las publicaciones ilustradas sobre el arteagrícola en general^

las conferenciasen las estaciones agronómicas y en las granjas,

el estudio de estosconocimientos en losInstitutosylas Exposicio¬

nes provinciales ó regionales, son otros tantos síntomas evidentes

de que esa alianza es un hecho, de que las aspiraciones del labra-

(13)

BIBLIOGRAFÍA 165 dor han tomado distinto rumbo del antiguo, y de que de seguro puede esperarse dentro de lo que la prudencia y la constancia

indican, al través del tiempo, una resurrección verdad déla ri¬

queza agrícola, semejante á la que se haoperado en otras nacio¬

nes que, ántes abandonadas y pobres, son hoy, con admiración

del mundo culto, inagotables manantiales de ricos productos.

Así es que, cuanto tienda á favorecer esas aspiraciones y lleve

á las manos y á la inteligencia de nuestros labradores jóvenes

nuevos elementos de actividad y de luz, merece ser acogido con

plausiblecariño yconstantemente propagado. Mayor revolución

que la cátedra y que el periódico puede hacer en este sentido el libro. En torno á la cátedra se agrupan pocos: el periódico, por

su carácter noticiero ó literario, por su rápida aparición y des¬

aparición no tiene la formalidad suficiente para la enseñanza científica; la revista y el libro, en cambio, entran como buenos

amigos en casa del labrador, hasta en la aldea ó la granja más escondidas, y en la incomparable confianza de la lectura enseñan todos los dias, á todas horas, con la constancia de un profesor

maravilloso que nunca se cansa.

Un libro de agricultura, de un valor y de una utilidad excep¬

cionales, acaba de llegar á mis manos, y entusiasta como soy de

la enseñanza que tenga carácter práctico, de la que entra por los ojos, me apresuro á describirlo en breves párrafos y á recomen¬

darlo, no á los estudiantes que ya lo van conociendo poco á poco, sino á mis amigos, los muchos labradores propietarios jóvenes que esparcidos por estas provincias están al frente de sus

fincas y siguen con interés los progresos de la propaganda rural-

El Atlas de Agricultura, que ha publicado el ingeniero y cate¬

drático D. Antonio Botija, profesor dé Agronomía en la Escuela de Madrid, es unaadquisición excelente para los labradores estu¬

diosos. No conozco alautor ni le he tratado jamás; asíes que no

me mueve otro interés al ocuparme de esta obra, que el hacer ptiblica, en una comarca agrícola comoja nuestra, la muy agra¬

dable impresión que me ha producido su detenido exámen. No las personas poco versadas en estos estudios, sino hasta los que los conocen bastante bien, hasta los que se han dedicado á ellos

con interés, pueden aprender mucho en el Atlasde Agricultura, porque la exposición del arte es completa y comprende cuanto

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estructura celular; prácticamente se puede decir que en De todo ello podemos concluir que nuestra hipótesis de ningún caso y en ningún nivel, puesto que las diferencias que

hecho únicamente indica que el conocimiento biológico en general, y aquel relativo a los procesos orgáni- cos en particular, sufre incrementos tanto de orden cuantitativo

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