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1.4.4. FUENTES CULTURALES Y FILOSOFICAS

1.4.4.5. EL TEMA DEL DOBLE EN LA FILOSOFIA

La filosofía se ha planteado tantas preguntas acerca del mito del doble que posiblemente ninguna otra disciplina pueda superarla en ese terreno. Si hacemos el ejercicio de tomar un diccionario específico y abrirlo en cualquier página para leer las propuestas que nos han tocado en suerte, advertiremos que los interrogantes sobre el espíritu, el sujeto, la vida y la muerte son materia corriente de quienes están dedicados a pensar al ser humano.

En el 500 a C., presocráticos como Pitágoras hablaban de la existencia de un alma inmortal y de naturaleza divina, separada del cuerpo, que podía transmigrar para reencarnarse en animales o en los hombres.

Vicente Aranda inicia su relato de “La novia ensangrentada” con una frase de Platón acerca de la dualidad de la condición humana.

83 Morin, Edgar: op. cit. (1972ª). Pág. 35.

84 Morin, Edgar: op. cit. (1972ª). Pág. 36.

Es probablemente en esta filosofía dualista donde Aranda inscribe parte de sus relatos. No es casual entonces, que aquel pensamiento nos introduzca en la película.

En “Fedón”, Platón subraya la condición sexual de los seres humanos. También desarrolla la idea de que morir implica iniciar un nuevo viaje, renacer. A su juicio, la metempsícosis o la transmigración de las almas es posible. En el “Sofista”, mientras tanto, señala que junto a la existencia del “ser”, está la del “no ser” y junto a la del “mismo”, la del “otro”: “el no ser es de alguna manera85”.

Desde la filosofía del renacimiento, Montaigne sostuvo que “es el hombre un sujeto variado y ondulante, y mal estaría fundar sobre él un juicio constante y uniforme”. En todo caso, su vocación de definiciones se expresa en “Ensayos”, cuando afirma “Soy yo lo que pinto” y encuentra en su amigo Étienne de la Boétie su doble. “Si me obligan a decir por qué lo amaba, siento que eso sólo puede expresarse respondiendo: “Porque era él, porque era yo”.86

Por su parte, Fiedrich Nietzsche, formula en “Así hablaba Zaratustra” una inquietante afirmación en relación con el tema del doble en dos de sus proyecciones:

¡Qué me importa mi sombra! ¡Que corra tras de mí! Huyo y escapo de ella…

Pero cuando he mirado en el espejo, he dado un grito y mi corazón se ha alterado: pues no soy yo el que he visto, sino el rostro gesticulante del demonio…87.

85 Aubral, François: “Los Filósofos”, Acento Editorial, Madrid 1994. Pág.76

86 Montaigne: “Páginas inmortales”, Tusquets editores, Barcelona 1993. Pág.57

87 Eisner, Lotte H., “La pantalla demoníaca”, Cátedra. Madrid,1996. Pág.95.

En “La deshumanización del Arte”, un texto de Ortega y Gasset de 1925, encontramos una curiosa referencia: “El europeo está solo, sin muertos vivientes a su vera, como Pedro Schlehmil, ha perdido su sombra. Es lo que acontece siempre que llega al mediodía88”.

Más cerca en el tiempo, Unamuno creía haber encontrado su alma gemela, su doble en el tiempo, en las similares propuestas filosóficas de Kierkegaard. Ambos se negaban a la idea de la muerte como la nada, a la perdición en el tiempo. El filósofo español analiza esa condición del hombre que se sabe finito pero pretende la inmortalidad; que se niega concretamente a la pérdida de la vida.

Es Ingmar Bergman uno de los autores, cuyo filme “Persona”

analizaremos en la tercer parte de este trabajo, quien ha incursionado en los terrenos que parecían reservados a la mirada profunda de los pensadores filosóficos. El director sueco supo darle imagen a las reflexiones de autores tan disímiles como Kierkegaard Sartre o Foucault.

La filosofía de Unamuno es un reflexión acerca de la muerte y de lo que ella significa para la vida concreta y personal de cada uno.

Para el autor del “Sentimiento trágico de la vida”, sentir resulta más radical que pensar, porque no sólo basta pensar, se debe sentir el destino. Uno de los ejemplos más claros de su preocupación por la dualidad aparece en “El Otro” (1930), drama teatral contado en tres actos, donde nos relata la historia de dos hermanos gemelos y sus esposas en medio de una crisis por la muerte de uno de ellos.

En unas cincuenta páginas el filósofo español pasa revista al nudo existencial del doble y parece querer desatarlo. Enlaza el sentido trágico de la muerte (su fascinación y misterio) y sus proyecciones

88 Ortega y Gasset, José: “La deshumanización del arte”. Revista de Occidente Madrid. Pág. 70.

en la fantasía (el suicidio) para continuar con el misterio del desdoblamiento tanto en la realidad (la presencia de los hermanos gemelos) como en la proyección (el otro que aparece en el espejo).

El problema ontológico del ser y su consistencia, lo absoluto y relativo, junto a la afirmación del yo ante la amenaza de muerte, son algunas de las claves del enigma de este drama escrito durante su exilio en Francia.

Dos pasajes muestran el aspecto filosófico del problema al que hace mención la obra,

LAURA: ¡Ay, Ernesto, Ernesto! Sin duda mi pobre marido se volvió loco y le persigue ese que él llama “el otro”. Es una obsesión fatídica; parece un poseído, un endemoniado, y como si ese otro fuese su demonio de la guarda….Le he sorprendido alguna vez -y no es fácil- como queriendo arrancar de sí al otro. Ha hecho tapar todos los espejos de la casa, y una vez que me sorprendió mirándome en mi espejillo de tocador, el que necesito…..

Ernesto: Y….¡Claro! El espejo es enser de primera necesidad para una mujer.

Laura: ¡Pues no faltaba más! Pero me gritó: “¡No te mires en él! ¡No busques a la otra!89”.

En otro tramo él protagonista (él otro) dice que “vivimos en el misterio ….En el misterio ……Tú con mi madre nos enseñasteis a rezar …Todo doble…, todo doble…¡Dios también doble!…..”90

La pérdida de la originalidad es lo que también cuestiona la obra.

La historia puede ser una anécdota, las rivalidades amorosas sirven de colofón para mostrar un dolor más profundo relacionado con la

89 Unamuno, Miguel: “El otro”, Colección Austral, Editorial Espesa Calpe, Pág.59

90 Ibidem. Pág.77.

dualidad, la ruptura de la unidad originaria91. En el segundo acto, la escena sexta muestra claramente esta situación. “Desde pequeñito sufrí al verme fuera de mí mismo…, no podía soportar aquel espejo…, no podía verme fuera de mí…El camino para odiarse es verse fuera de sí, verse otro….Él, él me enseñó a odiarme92”.

Desde la teoría crítica de Francfort, Walter Benjamin escribe su magistral ensayo sobre ““La obra de arte en tiempos de su reproducción técnica” y allí nos advierte acerca del “aura” en la obra de arte. En ella se encuentra la unicidad de la pintura, lo que la convierte en irrepetible. Benjamin explica que la verdadera obra, la original, tiene “aura”; la copia no la tiene. Es en este mismo ensayo donde advierte acerca de la reproducción en serie, de las copias, de los dobles.

El Benjamin que escribió aquello de “cuando se cuenta un cuento en los ojos de los niños nieva”, solía agradecer a sus padres la posibilidad de leer a Hoffman. Probablemente con las motivaciones que en su lejana infancia recibió de aquel autor, se convertiría en el disparador de interesantes enigmas en sus célebres relatos para la radio.

El gran poeta de la filosofía definió como Iluminaciones Profanas a las experiencias eróticas, desmesuradas, absolutas y fatales.

¿No transitan acaso los personajes de los filmes de dobles por estas situaciones?. ¿No viven en el límite de estas sensaciones que prefiguró Benjamin en su particular visión crítica de la sociedad?.

91 Ibidem. Pág. 21.

92 Ibidem. Pág. 21

Este filósofo romántico y poco común, cuya muerte tuvo connotaciones poéticas y terribles que prefiguraba ya su obra, será punto de referencia en nuestro tratamiento del doble.

“El arte en tiempos de su reproductibilidad mecánica” cobra nuevo sentido a la luz de la clonicidad de la especie. En este escrito de Benjamin, cuya idea también desarrolló Aldous Huxley en “Un mundo feliz”, quizá se encuentre el embrión de la ingeniería genética. Por primera vez existe la posibilidad técnica de reproducir la vida humana, esto puede significar un cambio de era en la historia de la humanidad. El hombre empezaría a comportarse como un semidiós o un demiurgo, capaz de regular su propia existencia. Uno de los dobles encontrado fuera de ti empieza a ser posible técnicamente.

Entonces el doble está en la puerta de la casa, al acecho93.

Aquí sobreviene también el tema de la originalidad humana y su duplicación. Albert Chillon considera que “no es posible la duplicación absoluta, aunque se tenga el mismo código genético, dado que la originalidad humana es cultural porque somos frutos de nuestra educación. Esto es algo que los poetas saben bien, la vida es diversa e imprevisible y te arrastra con su devenir fluido. La pregunta es: ¿Si alguien es duplicado genéticamente será a los 30 años igual que su doble genético, o no será que la influencia del medio lo va a transformar en un individuo único?”.

El problema del otro, de cómo reconocerse en el otro se reveló en la filosofía de muy diversas maneras: como la cuestión de la naturaleza de la amistad, en la que el amigo es “el otro sí mismo” y no simplemente “cualquier otro”. Se puede decir que en toda la historia de la filosofía, desde los griegos hasta el presente, ha habido

93 Entrevista personal con el Prof. Albert Chillon de la Universidad Autónoma de Barcelona, Abril de 1996.

explícita o implícitamente, una preocupación por “el problema del otro”. De gran complejidad y riqueza, lo doble indica el tratamiento de distintas cuestiones filosóficas: metafísicos, gnoseológicas y éticas94.

Para Román Gubern el tema del otro en la filosofía puede ser el eje vertebrador de una lectura histórica de esta disciplina. En el

“Simio Informatizado” recuerda los estudios de Pedro Laín Entralgo en su “Teoría y realidad del Otro” (1961) así como la distinción que propuso Aranguren entre la alteridad (mi relación con el otro) y la aliedad (la relación entre varios o muchos otros).95

No haremos aquí una laboriosa reconstrucción filosófica del tema del doble, dado que escapa al objetivo central del trabajo; lo que nos interesa es contar con estas fuentes para analizar el tema del doble en el cine. Esta afirmación está vinculada con la especificidad del medio cinematográfico, dado que, a diferencia de la literatura y por tratarse de un medio icónico, no debe describir a los dobles, sino simplemente mostrarlos. Estas reflexiones nos permiten abordar la segunda parte de nuestra investigación que supone definir al sujeto moderno para luego poder considerar el tema del doble en el cine, como manifestación su imaginario audiovisual.

94 Ferrater Mora, José: Diccionario de Filosofía, Tomo II, L-Z, Editorial Sudamericana, Buenos Aires . Pág.351

95 Gubern, Román: Op.cit.1987.Pág.15.